¿Esta vez fue diferente? América Latina y el Caribe y la crisis subprime en perspectiva comparada. Parte 2

2011

find cialis no prescription required cialis with next day delivery cialis soft tabs buy cialis professional internet La crisis financiera internacional que se desató tras la caída de Lehman Brothers apartó a la economía mundial del sendero de alto crecimiento que venía transitando para colocarla de manera abrupta en uno cuyas características distintivas son el bajo crecimiento y la incertidumbre monetaria y financiera. América Latina y el Caribe no fue ajena al debacle, aunque el rasgo más novedoso fue positivo: a diferencia de otros episodios de inestabilidad global, esta vez la región no sufrió un colapso productivo. Sin embargo, en un artículo anterior detectamos desempeños más bien heterogéneos, que, como discutimos en esta nota, se relacionan con el tipo de inserción internacional comercial y financiera de los países de la región. La diferenciación entre dos Américas Latinas, una al sur rica en recursos naturales y otra la norte, asociada a la maquila, permite dar cuenta de estas divergencias en el desempeño macroeconómico durante la turbulencia global actual.

 

 

Los canales de contagio de la crisis en la región

 

Una rápida mirada a los eventos atinentes al canal financiero muestra que la región no se mantuvo ajena a las turbulencias globales, aún cuando en muchos casos el efecto directo fue relativamente pequeño, habida cuenta  del subdesarrollo financiero que caracteriza a la región. No obstante, las dos economías de mayor tamaño y dinamismo en términos de innovación financiera –Brasil y México- tuvieron problemas por la exposición cambiaria de grandes empresas a los mercados de derivados. Un canal de contagio más generalizado fue el que operó vía incrementos en el costo del financiamiento externo, que fueron marcados en los primeros meses de la crisis (ver Gráfico 1a). Los gobiernos latinoamericanos, que a principios de 2008 pagaban por sus pasivos una tasa de entre dos y tres puntos por encima de la tasa que paga el tesoro de los Estados Unidos, vieron triplicarse dicha tasa en los meses siguientes. Dentro del grupo de LAC7 la peor evolución la mostraron Venezuela y Argentina. En este último país los valores registrados por la prima de riesgo igualaron a los inmediatos previos al default de 2001-2002 mientras que en Venezuela esa variable se mantuvo sistemáticamente por encima de los 1000 puntos básicos. En el resto de los países de LAC7, en cambio, si bien el impacto de la crisis fue claramente discernible, una vez transcurrido el período de mayor turbulencia en los países desarrollados, el riesgo soberano comenzó una trayectoria descendente en consonancia con el movimiento de los emergentes como un todo.

 

El empeoramiento en las condiciones financieras externas se hizo sentir, también, bajo la forma de racionamiento: muchos países de la región perdieron acceso a los mercados internacionales. Por un lado, los préstamos de los bancos globales cayeron un 40% en el último trimestre de 2008 con respecto al mismo período de 2007. Este efecto se hizo sentir particularmente en países de América Central (que están agrupados junto a México en la subregión de América Latina del Norte, o LAN -ver Albrieu y Fanelli 2010), donde los sistemas financieros son intensivos en bancos y la penetración extranjera es alta. Por otro lado, los mercados de deuda también colapsaron con la crisis global: si en el primer semestre de 2008 se emitieron obligaciones por 40 mil millones de dólares, en la segunda mitad del año se emitieron sólo 18 mil (Swiston, 2010). En la etapa de recuperación los mercados se recompusieron con relativa rapidez, aunque el financiamiento bancario reaccionó algo más tarde.

 

Gráfico 1

El contagio a América Latina

 

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Fuente: Albrieu y Fanelli (2010)

 

Del lado del comercio, la crisis redujo dramáticamente la entrada de divisas por las ventas externas. En promedio, América Latina vio caer sus ingresos por exportaciones un 23% en 2009. El impacto no fue pequeño: representa la mayor caída desde la Gran Depresión (entre 1931 y 1932 las exportaciones se redujeron un 40%, Díaz Alejandro, 1985).  El colapso se dio tanto por una caída en las cantidades (que se redujeron un 11%, ver Gráfico 3c) como en los precios (que explican el 11% restante de la caída en los ingresos totales, ver de Gráfico 1d).

 

Midiendo los shocks de comercio

 

Como hicimos en otra parte, comparamos el desempeño en la turbulencia actual con dos del pasado: principios de los ochenta y fines de los noventa (v. Albrieu 2011). Comenzaremos por analizar cómo se comparan los shocks de comercio disparados por los eventos de 2008-9 con los observados los episodios del pasado mencionados.

 

Para evaluar la magnitud de las perturbaciones del comercio recurrimos a los desvíos respecto de la tasa de crecimiento de largo plazo de las cantidades exportadas, utilizando observaciones del crecimiento del volumen exportado con frecuencia anual para el período 1980- 2009. El umbral que decide si se trata de un shock excepcionalmente fuerte o fuera de lo normal, es un desvío estándar: cuando la evolución en un período dado se ubica por encima de un desvío se considera que existe un boom de comercio real y, cuando se ubica por debajo, se considera que existe un crash. Una forma adicional de caracterizar la importancia del shock es evaluar el grado de “derrame” a través de la región y las subregiones. Diremos que el crash o el boom es generalizado si afecta a más del 25% de los países de cada grupo / subgrupo. El Gráfico 2 muestra la evidencia analizada; las líneas punteadas muestran el umbral de un desvío estándar.

 

Gráfico 2

Shocks excepcionales de comercio real en América Latina

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La evidencia indica claramente que ha habido un shock negativo de comercio excepcionalmente fuerte asociado con la crisis subprime. Como se observa en el Gráfico 2a, situaciones similares de “anormalidad” no se registraban desde principios de los ochenta. Nótese, por otra parte, que al igual que en el caso de la década pérdida, el crash fue generalizado: un conjunto amplio de economías de ambas subregiones se vió afectado (v. Gráfico 2b).

 

Al comparar la importancia del shock en el caso de las subregiones bajo análisis se observa un hecho similar: ambas subregiones experimentaron crashes de comercio real  significativos y ambas los habían sufrido en los ochenta. Un punto interesante es que en el período de inestabilidad de los noventa el comercio internacional de la región rica en recursos naturales (que llamamos LAS) recibió un castigo mayor (v. Gráfico 2c). Probablemente este hecho explica en parte el mejor desempeño relativo del nivel de actividad en la subregión LAN en los noventa.  

 

¿Qué ocurrió con los términos del intercambio comercial? El Gráfico 3 aplica la técnica ya explicada para la detección del crash de comercio real al caso de los términos del intercambio. Nuevamente, para América Latina en su conjunto la situación actual, por su magnitud y  su sincronía a lo largo de los países, remite a principios de los ochenta; luego no hubo crashes de términos del intercambio. En el caso de la subregión LAS, sin embargo, debemos agregar un episodio a fines de los noventa. Es interesante notar, por otra parte, la marcada diferencia en la última década: mientras en los países del sur creció la volatilidad de los shocks externos de precios, en la subregión LAN pasó lo contrario. Además, la profunda diferencia en los perfiles de comercio exterior quedó reflejada en 2009, cuando al aparecer la crisis los términos del intercambio se mueven en direcciones opuestas.

Gráfico 3

Crash de precios del comercio en América Latina

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La magnitud de los shocks financieros

 

¿Cuán importantes fueron los shocks de origen financiero asociados a la crisis subprime cuando se los evalúa con una perspectiva de largo plazo? Una forma de echar luz sobre esta cuestión es analizar si existió o no una situación de salida brusca de capitales que pusiera a la región en el camino de un sudden stop en el sentido de Calvo et al. (2008). El Gráfico 4 presenta evidencia en este sentido. El indicador que se muestra computa la evolución de la entrada neta de capitales definida como la diferencia entre la variación de reservas y el saldo de la balanza comercial. El Gráfico también muestra la proporción de países que experimentan un sudden stop como una forma de medir la amplitud regional del fenómeno.

 

Gráfico 4

 

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Surge claramente de los Gráficos que, para la región como un todo, los shocks financieros de los ochenta y los noventa fueron más severos que en la actualidad: si bien en los tres eventos se registra una reversión en los flujos de capital regionales, la significación es mucho menor en el caso de la crisis subprime. De hecho, si bien la reversión es significativa, el fenómeno no llega a constituir  un sudden stop para la región en su conjunto en la medida que el monto de salida no se ubica por debajo el umbral mínimo. Esto se debe a que, como vimos más arriba, una vez pasado el primer impacto, los capitales tendieron a retornar a la región en el segundo semestre de 2009. Esto contrasta con lo ocurrido a principios de los ochenta y a fines de los noventa en que las reversiones sí constituyen sudden stops. Más allá de ello, dos economías América del sur (Bolivia y Perú) y una de Centroamérica (El Salvador) experimentaron un sudden stop, mientras que otras dos del Sur (Argentina y Venezuela) registraban salidas de capitales con anterioridad a la crisis internacional.

 

Si bien estos hechos se observan tanto en la región LAN como en la LAS, la reversión es más pronunciada en América del Sur (Gráficos 4c y 4d). Mientras en esta última región la reversión hace que los flujos netos de capital se tornen negativos, no ocurre lo mismo en el grupo LAN. Lo que sí es cierto, no obstante, es que la reversión es bastante generalizada. El alcance  regional del fenómeno es similar a los eventos de los noventa (aunque no comparable a los ochenta). La ocurrencia de sudden stops en varias economías se refleja en el Gráfico 4b, que muestra la proporción de economías sufriendo el fenómeno en cada subregión.

 

Final: las naciones en la rueda de la fortuna

 

La crisis subprime y sus efectos sistémicos y aún persistentes nos indican que la región sigue siendo muy dependiente de los vaivenes de la economía global. Sin embargo, y a diferencia de lo ocurrido en las turbulencias de las últimas décadas, en esta ocasión el comercio ha sido el principal canal de contagio hacia la región, en vez de las finanzas. La bonanza del comercio internacional y el mayor dinamismo de las transacciones sur-sur en un mundo con nuevos motores de crecimiento global proveen una buena explicación para ello.

 

La irrupción de China y las economías asiáticas está cambiando sensiblemente el conjunto de restricciones y oportunidades para la región. Esto es cierto para la subregión LAS, que se ha beneficiado con la mayor demanda por sus recursos naturales. En este nuevo contexto, América Latina parece tener la oportunidad de participar del grupo de economías emergentes cuyas perspectivas de crecimiento son superiores a las que se avizoran para el mundo desarrollado.

 

Hay que tomar en cuenta, no obstante, las asimetrías y heterogeneidades que existen en la región. La realidad que se vive en América Central y México es en buena medida opuesta a la que se percibe en los países de América del Sur. Si bien en ambas regiones el menor volumen de comercio afectó a las balanzas de pagos, la dinámica de los términos del intercambio comercial fue divergente: el boom de 2007-08 no se sintió en la subregión LAN, mientras que el crash de 2009 en LAS fue al mismo tiempo una sensible mejora en LAN. En suma, el boom de recursos naturales y la mayor dependencia de la demanda asiática son propiedades de la región LAS; en América Central y el Caribe las conexiones con las economías ricas –en particular con Estados Unidos- siguen siendo de fundamental importancia. Para fijar ideas: en 1990 un 46% de las exportaciones de la comunidad andina y un 40% de las exportaciones del Mercado Común Centroamericano tenían como destino Estados Unidos; en 2009 esos guarismos pasaron a 17% y 37% respectivamente.

 

Hay indicios, incluso, de que las heterogeneidades en las oportunidades de crecimiento podrían profundizarse en el mundo post-crisis, como lo sugiere la mayor dispersión en las tasas de crecimiento de los principales socios comerciales de cada subregión. Ello enciende las luces amarillas en LAS: el peligro de contraer la enfermedad holandesa es cada vez más alto. En LAN en tanto, el alerta es de color rojo: probablemente sea hora de repensar el modelo de integración con el mundo.

 

Referencias

 

Albrieu, R. (2011),  "¿Esta vez fue diferente? América Latina y el Caribe y la crisis subprime en perspectiva comparada. Parte 1". Entrada en oered.

 

Albrieu, R. y J. M. Fanelli (2010), "La crisis global y sus implicancias para América Latina". Instituto Real Elcano Working paper 40/2010.

 

Calvo, G.; Izquierdo, A. y L.F. Mejía (2008), "Systemic Sudden Stops: The Relevance of Balance-Sheet Effects and Financial Integration," RES Working Papers 4581, Inter-American Development Bank, Research Department.

 

Díaz Alejandro, C. (1985), “América Latina en la Depresión 1929-1939”. En Gerzovitz et a.l. (eds.) Teoría y Experiencia del Desarrollo Económico, ed. FCE.

 

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