Exportaciones imperceptibles: qué oportunidades ofrece la crisis para insertar a la Argentina en el comercio mundial de servicios?

2009

a) Las exportaciones imperceptibles

Probablemente muchos se sorprenderían de saber que en el último año la Argentina exportó el doble de servicios que de cereales, o que las ventas al exterior de servicios empresariales son un 50% más altas que las exportaciones de carnes y sus preparados, o que en 2008 las exportaciones de servicios fueron la mitad de todas las ventas externas de manufacturas de origen agropecuario, el principal rubro de exportación del país. Sin embargo, esto está sucediendo.

En efecto, es un hecho notorio que luego de la devaluación las exportaciones argentinas de bienes comenzaron a crecer sostenidamente (en gran medida de la mano del complejo sojero), llegado a un valor record de más de 70.000 millones de dólares en 2008. Menos conocido es que ese dinamismo también se ha dado en las exportaciones de servicios, que en el último año superaron los 12.000 millones de dólares, cuando a comienzos de la década eran inferiores a los U$S 5.000 millones.

Gráfico 1: 

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Fuente: Elaboración propia en base a datos de la Dirección de Cuentas Internacionales.

Pero quizás lo más notable no el dinamismo de estas exportaciones sino el cambio en su composición, que refleja el mayor peso de nuevos sectores tales como servicios empresariales, profesionales, técnicos e informáticos, los cuales pasaron de ser menos del 10% del total de las exportaciones de servicios a fines de la pasada década, a un 36% entre 2007 y 2008. De esta manera, estos sectores explican un 46% del aumento de las exportaciones de servicios entre 2001 y 2008.

Cuadro 2. Composición de las exportaciones de servicios, 1996-2008

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El crecimiento de estas “exportaciones imperceptibles” está asociado a una oportunidad que viene del lado global, el aumento del comercio internacional de servicios, en particular aquél derivado de la fragmentación y deslocalización –offshoring- de los procesos productivos, que se suma a la disponibilidad de determinados recursos (principalmente humanos) y de ciertas capacidades preexistentes a nivel local.

La oportunidad global tiene que ver con las transformaciones que han llevado a que servicios que antes eran débilmente transables, o no transables, hoy registren niveles de comercio muy elevados y con claras perspectivas de expansión. Estamos hablando de áreas tales como salud, educación, contabilidad, servicios jurídicos y de administración, publicidad e investigación y desarrollo, entre otros. En paralelo, rubros en donde las exportaciones ya eran relativamente importantes desde hace tiempo, como finanzas o construcción e ingeniería, profundizaron su nivel de internacionalización. Finalmente, el comercio internacional juega un rol clave también en industrias “jóvenes” como los servicios de computación y el software.

La emergencia de estos nuevos sectores en el comercio de servicios es un fenómeno mundial. La participación de los dos rubros tradicionales –transportes y viajes- dentro de la exportación mundial de servicios si bien sigue siendo muy importante, ha descendido en los últimos años . En contraste, el componente “otros servicios empresariales” aumentó su participación del 22,5% en 2000 al 25%, en 2006 en tanto que el peso de los “servicios informáticos y de computación” creció del 3% en 2000 al 4,5% en 2006. Con relación a estos nuevos componentes del comercio de servicios, algunas cifras resultan impactantes, como, por ejemplo, las del mercado del offshoring de servicios informáticos y procesos de negocios (BPO), que pasó de U$S 81.000 millones en 2005 a U$S 252.000 millones en 2008 (Gereffi y Fernández-Stark 2008).

Si bien el grueso del comercio de servicios se realiza entre países desarrollados, un buen número de países en desarrollo, así como varias economías en transición, han conseguido penetrar en el mercado mundial y presentarse como localizaciones atractivas para la radicación de inversiones, principalmente sobre la base de la disponibilidad de recursos humanos calificados a costo relativamente barato. El caso emblemático es sin dudas el de la India, que en apenas 15 años se ha convertido en el líder mundial en exportación de BPO . Más recientemente, aparecen los casos de otras naciones asiáticas -China, Filipinas, Malasia, etc.- y de algunos países de Europa del Este (Rusia, Polonia, República Checa y Rumania entre los más destacados). Varias naciones de América Latina también se han sumado o intentan sumarse a esta tendencia, incluyendo a la Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, México y Uruguay.

Consistentemente con el aumento del grado de transabilidad de los servicios, también se observa una creciente presencia de este sector dentro de los flujos mundiales de IED: el sector pasó de concentrar un cuarto del stock mundial de IED a comienzos de los ’70, a cerca de la mitad en 1990 y a más de un 60% en 2004. Concomitantemente con lo ocurrido a nivel del comercio, el rubro servicios empresariales pasó del 7 al 16% del stock mundial de IED entre 1990 y 2004 (datos de la (UNCTAD 2005)). Ambos fenómenos están estrechamente vinculados, ya que la mayor parte del comercio de este tipo de servicios es manejado por empresas transnacionales (ET).

b) Qué hay detrás de este fenómeno?

Son varias las razones que están detrás de los procesos descriptos, incluyendo:

i) La fuerte difusión de las tecnologías de la información y las comunicaciones (TIC), que redujo notablemente los costos y el tiempo requeridos para generar, procesar, almacenar y transmitir información aún entre ubicaciones remotas.

ii) La globalización de la competencia, que ha implicado un aumento de las presiones competitivas para las grandes empresas y la necesidad de adoptar estrategias basadas en la reducción de costos, la búsqueda de flexibilidad y la diversificación de mercados.

iii) La progresiva homogeneización de las prácticas de consumo, producción y organización empresarial a nivel mundial que se produjo como parte del mismo movimiento globalizador.

iv) Los procesos de reorganización empresarial que fomentaron las prácticas de tercerización (outsourcing) en búsqueda de menores costos (especialmente laborales), la concentración de las firmas en sus respectivos core business y la reestructuración de las grandes corporaciones en divisiones especializadas funcionalmente, todo lo cual creó unidades especializadas en la prestación de servicios que antes formaban parte de la dinámica interna de empresas cuya actividad principal estaba en otros rubros.

v)  Los cambios regulatorios que han tendido a desmantelar barreras previamente existentes para la exportación de servicios en sus diversas modalidades (fundamentalmente, en el seno de los acuerdos en la OMC).

Este conjunto de circunstancias ha llevado a que los servicios hoy se encuentren plenamente integrados al proceso de fragmentación internacional de la producción que ha dado lugar a las denominadas “cadenas globales de valor” (CGV).

Para un país que pretenda, entonces, convertirse en un exportador de servicios, parece casi imprescindible lograr insertarse en las CGV para potenciar las oportunidades de generar divisas y empleo . Precisamente, de la modalidad de inserción dependerán, en gran medida, las posibilidades de innovación tecnológica y de jerarquización o upgrading –esto es, el proceso que permite pasar a desarrollar actividades más complejas dentro de la cadena de valor-. El proceso de upgrading es complejo y toma tiempo  y las posibilidades de lograrlo están en parte vinculadas al esquema de jerarquía que predomina en las respectivas CGV (governance), pero sobre todo a las condiciones y las capacidades existentes en el entorno local (López et al. 2009).

c) La inserción de Argentina en las CGV de servicios

Como vimos, la Argentina ha comenzado a aprovechar las oportunidades abiertas para la exportación de servicios, generando no sólo divisas sino también nuevos empleos (la industria de software y servicios informáticos, por ejemplo, pasó de 21.000 a casi 53.000 empleados entre 2003 y 2008). El cambio de precios relativos post 2001 puso al país en el mapa de posibles localizaciones para, por ejemplo, hacer BPO o instalar centros de servicios compartidos. Asimismo, las ET que operan en las distintas ramas del mundo de los servicios han venido realizando inversiones en Argentina en los últimos años, generalmente en búsqueda de establecer centros de exportación.

¿Qué ventajas presenta nuestro país para exportar este tipo de servicios? Costos laborales competitivos, recursos humanos con buenos niveles de calificación, infraestructura TIC relativamente moderna, acervos de capacidades y conocimientos en algunos sectores, huso horario similar al de los EE.UU. y no muy lejano al de Europa y afinidades culturales con los principales países importadores (López et al. 2009).

Sin embargo, hay algunos factores que aparecen como desventajas en la competencia mundial entre localizaciones para exportar servicios. Así, según el ranking elaborado para el año 2009 sobre las 50 mejores localizaciones del mundo para hacer offshoring, la Argentina ocupa el puesto 27 y en el último año observó un retroceso en su posición, junto con otros países de América Latina  (AT Kearney 2009). Entre los factores que afectan negativamente su posición en el ranking figura el entorno político y económico local, que es percibido como incierto por muchos inversores extranjeros.

Asimismo, la inserción del país en el comercio de servicios presenta algunas limitaciones. En primer lugar, para continuar expandiéndose y avanzando hacia escalones más complejos dentro de la cadena de valor, el sector tiene que resolver el problema de la escasez de recursos humanos, especialmente en el área informática, y al mismo tiempo mejorar las competencias de los trabajadores para acompañar dicho proceso de upgrading. Desde el sector público y privado se están haciendo esfuerzos en este sentido, pero por ahora estos programas apuntan principalmente a ampliar la base de la pirámide de RRHH, en tanto sigue pendiente la cuestión de mejorar el nivel promedio de formación, por ejemplo con más doctorados.

En segundo lugar, las exportaciones de servicios carecen de un patrón de especialización definido. Más aún, las ET que vienen a exportar desde el país en general apuntan a segmentos de baja intensidad en conocimiento (aunque hay algunas excepciones), en donde lo crucial es la competencia vía costos. Pero más importante aún, en general estas empresas tienen un débil lazo con el entorno local. Así, si bien ayuda a ganar mercados y algún “efecto reputación”, la presencia de ET no contribuye necesariamente a una inserción en etapas más atractivas de las CGV.

En tanto, si bien hay casos exitosos de empresas locales exportadoras (principalmente en desarrollo de software y prestación de servicios informáticos), en su conjunto este tipo de firmas también encuentra dificultades para insertarse en las etapas más atractivas (sea por la complejidad técnica que suponen, por su carácter estratégico o por su rentabilidad relativa) de las respectivas cadenas. Parte de este problema deriva del mismo hecho que hace que las filiales de ET también enfrenten similar limitante: la Argentina no es vista aún como un lugar para terciarizar actividades intensivas en conocimiento. A esto se suma, en el caso de las empresas locales, cuestiones de reputación y acceso al financiamiento. Las ET del sector que han invertido en Argentina, en tanto, raramente subcontratan firmas locales, lo cual pudiera ser una vía para que estas últimas ganen experiencia y reputación (ver (López et al. 2009)).

d) La crisis y sus impactos: qué perspectivas se abren para la Argentina?

La evidencia disponible sugiere que el comercio de servicios fue menos afectado por la crisis que el de bienes. Según datos de (Borchert y Mattoo 2009), considerando los datos de los EEUU, este último cayó, entre julio de 2008 y febrero de 2009, en un tercio, mientras que el de servicios sólo disminuyó un 10%. A su vez, dentro de este último la evolución fue heterogénea entre los distintos rubros. Mientras que hubo caídas en transporte y turismo, las importaciones de servicios técnicos, profesionales y empresariales subieron 7% y las exportaciones 10%. Estos datos tienen corroboración en la principal nación exportadora de servicios basados en la informática, la India, en donde la industria respectiva espera crecer 5% en 2009 generando 100 mil puestos de trabajo.

Entre las razones para explicar por qué el comercio de servicios está menos afectado por la crisis se mencionan: i) dicho comercio depende menos de la disponibilidad de financiamiento que el de bienes; ii) ciertos servicios que hoy se prestan vía outsourcing (por ejemplo, contabilidad) son “necesidades” desde el punto de vista del demandante, y el volumen de su provisión no se ve afectado por las oscilaciones del ciclo económico;  iii) la crisis ha reforzado las presiones para reducir costos, lo cual ha llevado a muchas empresas a buscar nuevas oportunidades de outsourcing (Borchert y Mattoo 2009).

Estas tendencias globales tienen su correlato a nivel local. En el primer trimestre de 2009 las exportaciones de bienes cayeron en Argentina más de un 26% mientras que las de servicios bajaron apenas un 5%. Dentro de estas últimas, en tanto, las de servicios empresariales cayeron un 3%, a la vez que las de informática subieron un 50%. Así, en dicho período las exportaciones de estos dos rubros juntos sumaron más de 80% del total de ingresos por la cuenta viajes, cuando en 2001 esa proporción era apenas del 26%.

Si tomamos el sector de software y servicios informáticos, por ejemplo, la cámara sectorial (CESSI) estima para 2009 una tasa de crecimiento del 12% en la facturación en pesos (y del 4% en dólares), y un aumento del 7% en el empleo y del 18% en las exportaciones. Estas previsiones optimistas están en línea con estimaciones del sector a nivel mundial: según una publicación de la consultora internacional DataMonitor de abril de este año, el sector de software continuará creciendo hasta el año 2013 (último año estimado) a unas tasas del orden del 10% - 11% anual.

Sin embargo, todavía es preciso esperar para tener una dimensión más exacta de los alcances de la reestructuración global y su impacto sobre el negocio del offshoring de servicios. Por un lado, existen argumentos que sugieren que si continúa la crisis las empresas del sector se verán obligadas a reducir sus planteles en el exterior por la caída de sus ventas, pero al mismo tiempo otros sugieren que, como se mencionó antes, la propia crisis reforzará la búsqueda de nuevas localizaciones con costos bajos para terciarizar actividades. De hecho, la principal amenaza para las exportaciones de países en desarrollo en este rubro sería el eventual surgimiento de medidas proteccionistas en EEUU, en donde desde hace tiempo hay debates por la “exportación” de puestos de trabajo hacia países con menores costos laborales.

Si estas tentaciones proteccionistas no prosperan, en el mediano/largo plazo es esperable que el mercado mundial de servicios continué expandiéndose. Frente a este panorama, como se posiciona la Argentina? Las ventajas antes mencionadas probablemente seguirán operando a favor del crecimiento de las exportaciones, provisto que se resuelvan algunos cuellos de botella en cuanto a la oferta de recursos humanos.

Sin embargo, no está claro que la Argentina tenga condiciones para expandir de manera significativa su participación en los mercados mundiales de servicios o para “escalar” en las cadenas de valor respectivas. Los dos temas claves aquí son cómo pasar a exportar servicios de mayor valor agregado, y cómo incorporar nuevos actores a dicha actividad, en particular empresas locales. Para lo primero hace falta que la Argentina se posicione como un lugar atractivo para desarrollar actividades intensivas en conocimiento (lo cual implica ampliar cuanti y cualitativamente la oferta de recursos humanos, pero también definir un marco claro de reglas de juego de cara a los requerimientos de los inversores extranjeros). Para lo segundo, la cuestión pasa por temas como financiamiento, escala (vía fusiones de empresas, por ejemplo) y reputación. Se trata de temas que ameritan un debate en torno a las mejores estrategias que, desde el Estado en conjunto con el sector privado, pueden adoptarse para potenciar las ventajas existentes y resolver los desafíos pendientes a fin de recorrer un sendero que permita mejorar la forma en que la Argentina se inserta en estos mercados, garantizando la sustentabilidad de dicha inserción e incrementando los derrames que la misma puede generar para la sociedad local.

Referencias

AT Kearney (2009). "The 2009 at Kearney Global Services Location Index."

Borchert, I. y A. Mattoo (2009). The Crisis-Resilience of Services Trade. Washington DC, The World Bank, Development Research Group.

Dossani, R. y M. Kenney (2007). The Evolving Indian Offshore Services Environment: Greater Scale, Scope and Sophistication.

Gereffi, G. y K. Fernández-Stark (2008). Global Services Offshoring: Trends and Impacts in Latin America and the Caribbean. Documento presentado en el Seminario Servicios empresariales a distancia en América Latina y el Caribe, Santiago de Chile, Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).

López, A., D. Ramos y I. Torre (2009). La Exportación De Servicios En América Latina Y Su Integración En Las Cadenas Globales De Valor. Santiago de Chile, CEPAL.

UNCTAD (2005). World Investment Report 2005 - Transnational Corporations and the Internationalization of R&D. Nueva York, Naciones Unidas.

 

 

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