2016Fernando Masi
04/11/2016 Por: Fernando Masi (CADEP)
En el libro Ser Industrial en el Paraguay reflexiona sobre el comportamiento empresario sobre la base de una serie de entrevistas realizadas periodicamente desde mediados de los noventa a la actualidad en la publicación Mes Económico del CADEP. Aquí van unas reflexiones sobre el rol de la integración regional al respecto.
Desde mediados de los noventa hasta el 2015, tiempo transcurrido entre un conjunto de entrevistas y otro a empresarios industriales, la política comercial de los gobiernos ha estado marcada por el proceso de integración regional del MERCOSUR. Sea en términos de profundización de este proceso entre los cuatro países miembros fundadores, como también en su expansión mediante acuerdos comerciales con el resto de los países de América del Sur.
En un principio, la opinión de los empresarios industriales era favorable al Mercosur en razón del sencillo argumento que por efectos de los altos grados de comercio ilegal de importación, el Paraguay ya era parte del Mercosur mucho antes de su constitución. Por lo tanto, lo que restaba era aprovechar la apertura de las dos grandes economías vecinas para expandir la oferta de productos industriales. Varios empresarios entrevistados opinaban, sin embargo, que la mayor parte de los industriales no otorgaban importancia al proyecto de integración y, por ende, no apostaban a reconvertir sus industrias para hacerlas competitivas en otros mercados. Es decir que fundamentalmente se trataba de una falta de visión del empresariado y no de carencia de potencialidad de la industria nacional para llegar a los mercados vecinos.
Entre las empresas industriales entrevistadas, la mayoría de ellas apostó por el Mercosur, varias en forma importante, algunas en forma ocasional o marginal y otras pocas sin hacer esa apuesta por cuanto que los mercados tradicionales para sus industrias se encontraban fuera de la región.
La apertura de mercado regional significó una contribución significativa tanto para el aumento de la producción como para la diversificación de la misma, para aquellas empresas que apostaron más firmemente al mercado regional. Sin embargo, las inestabilidades de las economías de Argentina y Brasil, sumadas a las siempre presentes trabas no arancelarias, hicieron que las empresas disminuyeran o suspendieran sus envios, o buscaran, al mismo tiempo mercados alternativos en el resto de América del Sur. Para varias empresas, el Mercosur servía como primera prueba de la competitividad de sus productos, y para hacerse conocer en el mercado externo. De esta forma, la experiencia de estas empresas en el Mercosur ayudaban a las mismas a proyectarse a otros mercados. Además, el ingreso a otros mercados – principalmente los países del Pacífico sudamericano – era facilitado por los acuerdos firmados entre el Mercosur y esos países y sus consecuentes desgravaciones arancelarias.
Varias empresas que iniciaban sus primeras pruebas de exportación a países del Mercosur, también lo hacían simultáneamente a otros países de la región o, en algunos casos lo hacían exclusivamente a países extra regionales como Bolivia y Chile, predominantemente. En el caso de Bolivia porque este país no tenía desarrollado varios rubros industriales, producidos por las empresas paraguayas, o simplemente carecía de los mismos. En el caso de Chile por haber inaugurado en los noventa una política comercial muy abierta con todos los países del mundo. Coincidentemente han sido estos dos países aquellos que firman los primeros acuerdos comerciales con el Mercosur, como Estados Asociados[1].
Pero más allá de los vaivenes de las economías de Argentina y Brasil para la absorción de rubros industriales de los países pequeños del Mercosur, las empresas industriales en Paraguay obtuvieron un beneficio adicional e importante con la vigencia del arancel cero en el comercio intra regional. En forma creciente, las industrias entrevistadas declaran el reemplazo de maquinarias e insumos provenientes de países desarrollados, por empresas brasileñas y argentinas.
Algo similar ha ocurrido como consecuencia de la emergencia de China como potencia industrial en los últimos veinte años. Varias empresas , tanto de industrias de bajo como alto contenido tecnológico echaron mano a las maquinarias e insumos fabricados en ese país para reemplazar a los tradicionalmente importados de los países desarrollados, por las mismas razones anteriormente mencionadas. Es claro que la irrupción de productos chinos en el mercado local no solamente han implicado ventajas, sino perjuicios para las industrias nacionales, especialmente en industrias de rubros terminados. Por ejemplo, los productos textiles y derivados del cuero de fabricación nacional han sido quizás los más perjudicados por la competencia china.
Un interesante fenómeno y concomitante a la integración regional ha sido la influencia de las economías brasileña y argentina en la conformación y crecimiento de varias empresas industriales aquí consideradas.
Más allá de la fuerte inyección de capitales que significó Itaipú para la economía paraguaya, los efectos de este emprendimiento hidroeléctrico se hicieron sentir en forma inmediata y dominante en el desarrollo de dos sectores en el Paraguay: la construcción y el sector financiero. El tercer efecto en importancia ha sido sobre el sector industrial. Habiendo el Brasil experimentado el milagro económico de los años 70, varios sectores de la industria brasileña se convirtieron en proveedores de insumos y bienes de consumo final para el Paraguay, en una escala y diversidad no experimentada anteriormente por el país.
La importación de productos industriales del Brasil adquirió un dinamismo significativo. Así, por ejemplo, varias de las empresas entrevistadas se iniciaron, a fines de los 70 y en la década del ochenta, como importadoras de productos brasileños. Estas empresas decidieron luego industrializar esos mismos productos en Paraguay con la ayuda tecnológica y de capital inicial de las empresas brasileñas proveedoras. Todas estas empresas tuvieron un despegue muy importante en su producción en los años noventa.
Además de ello, la tecnología industrial brasileña se posicionaba como una de las principales en la región. Varios sectores industriales del Paraguay - además de aquellas empresas industriales iniciadas como importadoras - comenzaban a hacer un uso cada vez mayor de bienes de capital brasileños.
En el caso de Argentina ocurría un fenómeno inverso. En los años ochenta se inicia un proceso de desindustrialización del país vecino, proceso que se fortalece con la implantación de la paridad cambiaria en los años noventa, para lograr la estabilidad macroeconómica. Esta situación es aprovechada por algunas empresas importadoras paraguayas de bienes argentinos para convertirse en industrias nacionales. Además, otras empresas industriales tradicionales o recientemente constituidas, encuentran esta oportunidad para ingresar, por primera vez, al mercado argentino con rubros manufacturados.
En síntesis, un desarrollo industrial significativo del Brasil, combinado con un proceso de declive de la industria argentina, ayudan por motivos diferentes a la constitución de nuevas industrias en el Paraguay y al fortalecimiento de otras, tanto en su capacidad de producción como exportación. A ello se agrega el proceso de desgravación arancelaria del Mercosur que también significaba un impulso importante para el aumento de la producción y diversificación industrial.
[1] La firma de estos acuerdos ha sido en 1998 y los beneficios de las desgravaciones arancelarias para el ingreso de rubros industriales a Chile y Bolivia tuviwron un tiempo de maduración de por lo menos 10 años despues de la firma de los acuerdos. Sin embargo, varias empresas entrevistadas declaran haber iniciado sus exportaciones a esos paises con anterioridad a 1998.