La bonanza latinoamericana y el efecto China. Parte 1.

2012

América Latina experimentó un período de bonanza de crecimiento entre 2003 y 2008. En esos años el producto por habitante se expandió de manera sistemática en todos los años y a una tasa promedio del 4% anual. Con una característica adicional: la expansión fue bastante generalizada. Por ejemplo, todos los países de América Latina y el Caribe registraron un crecimiento positivo en el bienio 2007-08. Al igual que en el resto del mundo, la crisis internacional puso fin a esta etapa de alto crecimiento: el PIB regional por habitante se contrajo un 2,9% en 2009. Luego, en 2010-2011, el crecimiento retornó, aunque todavía influenciado por la inestabilidad global proveniente principalmente de Europa. ¿Cómo se relaciona esta dinámica con la emergencia de Asia como locomotora mundial? ¿Qué costados negativos tiene esta nueva estrategia de crecimiento? en esta nota y otra complementaria trataremos de contestar estas preguntas.

Aun siendo el segundo exportador mundial, la centralidad de China en el comercio global es ya indiscutible, desplazando a Estados Unidos y a Alemania. Sus conexiones con el resto del mundo se incrementaron sensiblemente en esta década: de acuerdo a estimaciones del FMI (2012), representa ya el primer o segundo socio comercial para 78 países (que suman 55% del PBI global) cuando a principios de la década apenas llegaba a 13 países (15 del PBI global). Además, al desagregar el tipo de comercio del país asiático, vemos que su rol de motor mundial también implica cambios en los mercados globales: se trata de un país que exporta manufacturas industriales (cerca del 70% de las ventas externas totales) e importa en forma creciente materias primas y sus derivados (más de un tercio del total importado). Esto implica presiones de demanda en los mercados de materias primas y de oferta en los mercados industriales.

Gráfico 1

Estructura del comercio exterior de China

(a)   Exportaciones                         (b) importaciones

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Fuente: Elaboración propia en base a CEPAL y FMI

El crecimiento de China como comprador mundial de materias primas ha sido verdaderamente impresionante. En el caso de los metales, por ejemplo, las importaciones netas del país asiático apenas representaban un 4% en 1995; en 2009 rozaban el 30% (v. gráfico 2a). En el caso de los alimentos y la energía el share de China aún no supera el 5%, pero se trata justamente de los mercados donde el país asiático tendrá importancia creciente en las próximas décadas (Gallagher y Porzecanski 2010). De acuerdo a Streifel (2006), China es el primer consumidor mundial de aluminio, cobre, hierro, níquel, plata, carbón, algodón, arroz y maíz. Como se observa en el gráfico 2b, en el caso de la soja y los minerales metalíferos –como el cobre y la plata- el crecimiento ha sid

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