TTIP: las implicancias de un acuerdo de inversiones y comercio entre UE y EE.UU

2013

Observatorio de Economía Internacional (OBEI)-CADEP

 

En el marco de la cumbre del G81, encuentro que reúne a varias de las potencias económicas más importantes del mundo, se esta negociando actualmente un acuerdo comercial y de inversiones entre las dos principales economías del mundo: La Unión Europea (UE) y Los Estados Unidos de América (EE.UU.).

La relevancia que un acuerdo de esta magnitud tendría en el mundo no es menor: en 2010, el comercio entre ambos mercados equivalió al 33 por ciento del comercio mundial de mercancías y el 40 por ciento del comercio mundial de servicios. En total, para 2011 los intercambios comerciales de bienes y servicios entre EEUU y la UE es de casi US$ 2600 millones por día. Estos flujos comerciales se complementan y apoyados por un clima de inversión muy dinámica y actividad. En 2011, las empresas estadounidenses invirtieron alrededor de €150 mil millones en la UE y las empresas de la UE  invirtieron unos €123 mil millones en los EE.UU.(Comisión Europea 2013b)

 

Si bien han existido varios intentos entre ambas partes para alcanzar un acuerdo de comercio transatlántico durante los últimos 20 años,   este objetivo recién ha vuelto a tomar vigor en 2011. Dicha iniciativa, llamada Transatlantic Trade and Investment Partnership (TTIP), ha vuelto a ser considerada debido a la erosión de la competitividad de los países industrializados con respecto a los países emergentes como China e India, la larga paralización en las negociaciones multilaterales en la Organización Mundial de Comercio (OMC) y la necesidad de crecimiento para estimular las reformas estructurales, tales como las que necesita actualmente la UE en crisis.

Tal acuerdo podría tener importante relevancia a nivel regional, en la medida que afecte los intereses de las exportaciones sudamericanas a la zona del TTIP. En este articulo, en primer lugar, expondrá un panorama de las negociaciones, sus tiempos, materias y profundidad. En segundo lugar, se analizarán algunas de las potenciales implicancias para Paraguay  y la región. Por último, se realizará una serie de consideraciones finales acerca de cómo el TTIP puede afectar el comercio nacional, regional y global.

 

 Lineamientos de la Negociación

Durante el último año, ambas partes ha avanzado en el análisis conjunto de una amplia gama de opciones posibles para ampliar el comercio transatlántico y la inversión. Estos incluyen, pero no se limitan, a lo siguiente: 1)La eliminación o reducción de las barreras tradicionales al comercio de bienes, como los aranceles y cuotas arancelarias; 2) la eliminación, reducción o prevención de las barreras al comercio de bienes, servicios y inversión; 3) la mejora de la compatibilidad de los reglamentos y estándares;4) la eliminación, reducción o prevención de la innecesarias barreras no arancelarias al comercio "detrás de la frontera" en todas las categorías; y 5) el aumento de la cooperación para el desarrollo de normas y principios sobre los problemas mundiales de interés común, así como para el logro de los objetivos económicos comunes.

Se plantea que la negociación tenga una duración aproximada de dos años(Comisión Europea 2013a). Lo que se tiene en mente, es la búsqueda de un acuerdo global en comercio e inversión que consiga ambiciosos objetivos en tres amplias áreas: a) Acceso a Mercado, b) temas regulatorios y barreras no arancelarias (BNA) y c)normas, principios y nuevas formas de cooperación para hacer frente a los desafíos y oportunidades comunes del comercio mundial.

 

Implicancias del acuerdo a nivel nacional y regional

Las implicancias de un acuerdo de esta magnitud puede afectar de diversas formas a la región y  al Paraguay.

En primer lugar, la remoción de las barreras arancelarias y no arancelarias para oleaginosas y los aceites vegetales en el comercio bilateral EE.UU.-UE podría desplazar exportaciones de otros países productores. Así, el comercio de semillas oleaginosas, grasas y aceites entre las dos potencias estará libre de impuestos mientras que países productores como Paraguay y la región todavía deberían enfrentar un arancel promedio de 4,2 por ciento en los EE.UU. y de 6,6 por ciento en la UE.

En segundo lugar, el reconocimiento mutuo de estándares de la UE y EE.UU. sin la armonización de estándares entre los mismos podría implicar que los competidores provenientes de terceros países, a diferencia de los productores de los países del TTIP, aún seguirían contando con la traba impuesta por la diferencia de estándares. Por ejemplo, la reducción de las barreras de entrada para biocombustibles estadounidenses incluso cuando el resto de los productores de terceros países deba pasar por la costosa y complicada certificación bajo la Directiva de Energías Renovables de la Unión Europea (RED). Una prioridad de EE.UU. dentro de las negociaciones del TTIP es conseguir anuencia de la UE en los temas de biotecnología y de sistemas de certificación de sustentabilidad ambiental. El cumplimiento de este objetivo (por ejemplo, mediante el reconocimiento mutuo o certificaciones simplificadas bajo RED), podría allanar el camino para el crecimiento sostenido de las importaciones de aceite de soja estadounidense por la UE, que probablemente desplace productos competidores de terceros países.

En tercer lugar, probablemente los productos que no son producidos ni por los EE.UU. ni por UE no estarán en la agenda de negociación de armonización de estándares o remoción de BNAs. Esto incluye, por ejemplo, productos tropicales como el café y ciertas frutas. Ello indica algunos productos de la región podrían ser reemplazados por productos sustitutos provenientes de los países miembros del TTIP, que entrarían a los mercados de la UE y EEUU con costos de acceso mas bajos, al no sufrir de tantas barreras arancelarias y no arancelarias.

En cuarto lugar,  por otro lado, la UE y los EE.UU. tienen un fuerte incentivo para utilizar el TTIP para armonizar las normas de los productos agrícolas y de otro tipo que ellos exportan a terceros países, con el fin de influir en los estándares mundiales. Un reciente debate sobre las cuestiones agrícolas TTIP publicado por la Internacional de la Alimentación y la Agricultura del Consejo de Política Comercial (IPC) señala que la cuota de sus exportaciones agrícolas a terceros países se ha elevado como proporción de sus exportaciones agrícolas en general(Grueff 2013)2. Por lo tanto, utilizando el TTIP para armonizar sus normas para los productos que exportan a los mercados emergentes - incluso si no son de alta prioridad en EE.UU.-UE el comercio bilateral - pondrá a los dos en una posición fuerte para empujar a través de la adopción de estas normas en los órganos internacionales de establecimiento de normas. En virtud de los acuerdos MSF y OTC, se espera que todos los miembros de la OMC consideren la adopción de estas nuevas normas internacionales, facilitando las exportaciones de EE.UU. y de la UE a nivel mundial y potencialmente desplazando las exportaciones de países productores como Paraguay y los del Mercosur.

Por otra parte, se debe tener en cuenta la potencialidad del acuerdo en el comercio global de carne vacuna. La adecuación de los estándares sanitarios y fitosanitarios muestra que probablemente los productores nacionales se vean beneficiados con la homogeneización de las reglas para ambos mercados. Sin embargo, realizar la readecuación productiva a dichos estándares puede traer aparejado un periodo de transición donde la competitividad se verá en riesgo.

 

Consideraciones Finales

Como se ha podido observar, la creación de un acuerdo comprehensivo de comercio e inversiones entre los Estados Unidos y la Unión Europea posee múltiples planos de análisis. Las causas del acuerdo están relacionadas íntimamente con la necesidad de aumentar la competitividad en ambas orillas del Atlántico Norte y sobrepasar las barreras impuestas por la paralización de las negociaciones a nivel multilateral.

En cuanto a su contenido, la profundidad y diversidad de materias contenidas en el acuerdo es notoria. Todo parece indicar que las potencias estarían a punto de llevar la integración propuesta en los tratados de libre comercio un paso mas allá de los acuerdos existentes. Sin embargo, la misma profundidad y amplitud del contenido propuesto, puede transformar a las negociaciones para su firma en arduas y lentas. Por lo tanto, el tiempo propuesto para su resolución efectiva (dos años a partir de julio de 2013) parece estar más cerca de una expresión de deseo que de un cronograma de trabajo convenido y ya estipulado.

Según las consecuencias que este podría tener, se observa una disparidad de resultados no siempre beneficiosos para los países de la región. Si bien puede tener ciertos efectos beneficiosos para aquellos países que proveen insumos para exportaciones con potencial de crecimiento en caso de la firma del TTIP, esto no significa una ganancia para todos los países fuera del acuerdo. Muchos países pueden sufrir una caída de sus exportaciones hacia EEUU y la UE si sus productos compiten contra productos de los miembros del acuerdo que se han visto beneficiados por las reglas explicadas en las secciones previas.

Además, las posibilidades crecientes de un acuerdo entre las principales potencias económicas pone sobre el tapete la necesidad de revisar las negociaciones económicas que se producen en la región y en otras partes del planeta.  Surgen preguntas como si cabría pensar (como en los pronósticos de hace 20 años) si vamos camino a una división mundial por mega-bloques económicos, aumentando el proteccionismo a partir de este nuevo acuerdo, o  si el mismo ayudaría a destrabar las negociaciones en OMC.

En todo caso, si el periodo de tiempo demarcado es de dos años como mínimo para la concreción del acuerdo, es importante que Paraguay y los países de la región comiencen a establecer cuáles serían los potenciales efectos sectoriales mas importantes que tendría el TTIP en Sudamérica y cuáles serían las estrategias productivas, comerciales y de atracción de inversiones para paliar y/o aprovechar esta nueva situación en el mediano plazo.

 

Bibliografía

Comisión Europea. 2013a. “FAQ on the EU-US Transatlantic Trade and Investment Partnership (TTIP).”.

———. 2013b. Independent Study Outlines Benefits of EU-US Trade Agreement. Brussels: Comisión Europea. Memo, June 10, 2013.

Grueff, James. 2013. “Achieving a Successful Outcome for Agriculture in the EU–U.S.Transatlantic Trade and Investment Partnership Agreement.”  (June 17, 2013).

 


notas: 

1 Desde 1975, los Jefes de Estado de las principales democracias industriales se han reunido anualmente para hacer frente a los principales problemas económicos y políticos que poseen sus sociedades y la comunidad internacional en su conjunto. Los seis países en la primera cumbre fueron Francia, Estados Unidos, Gran Bretaña, Alemania, Japón e Italia (conocido como G-6). A ellos se le unieron Canadá en 1976 (G7) y Rusia en 1998 (aunque el G7 siguió funcionando junto a las cumbres formales). El tipo de participación de la Unión Europea en dichas cumbres es motivo de discusión académica, ya que si bien es partícipe activo en las mismas desde 1977, no es considerado miembro de dichas cumbres.

2 “Por tanto, la valor de las exportaciones agrícolas ha aumentado mucho más a otros destinos, sobre todo en los últimos años. Mirando el periodo 2002-2011, las exportaciones agrícolas de la UE a los EE.UU. alcanzaron un valor de €12 mil millones en 2002, 20 por ciento del total (casi  € 58 mil millones), pero en 2011, las exportaciones fueron de  € 14 mil millones, (que) representan sólo el 13 por ciento del total (€105 mil millones). En 2002, valor de las exportaciones agrícolas estadounidenses a la UE alcanzó 8 mil millones:13 por ciento del total (US$ 61 mil millones). En 2012, las exportaciones agrícolas de Estados Unidos alcanzaron los 12 mil millones dólares, que solo representaron 8 por ciento de las exportaciones al mundo (US$ 154 mil millones).” Traducción del texto original

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