Crecimiento económico en Paraguay. Entre la falacia de cristal roto y la eficiencia de largo plazo*

2014

En los últimos años la economía del Paraguay creció a una tasa promedio de 4.5%, cifra alentadora pero que al mismo tiempo genera confusión debido a que el país sigue siendo pobre. Este artículo pretende ahondar este aspecto.

 

Para dejar de ser pobres no solo basta con crecer unos cuantos años. Existe una importante diferencia entre crecer a tasas altas por muchos años (largo plazo) y crecer a tasas altas por unos cuantos años (corto plazo).

 

En el Siglo XVIII los economistas clásicos entendieron que el crecimiento económico es un fenómeno de largo plazo que surgía de innovaciones apoyadas en la división del trabajo. Sostenían que al asignar las tareas en especialidades los trabajadores mejoraban su concentración y esto les permitía detectar fallas del proceso productivo y sugerir innovaciones. Estas innovaciones impulsaban un crecimiento continuo y sostenido del producto social (PIB), y en ese contexto era improbable que la producción y el empleo caigan.

 

Sin embargo, entre 1929 y 1933 las principales economías de Occidente sufrieron una de las depresiones más profundas de su historia. En ese periodo de corto plazo el PIB de los EEUU cayó a un ritmo promedio anual de 8.4% y el desempleo llegó al 25%. En una sociedad industrial como la de los EEUU, basada en la división del trabajo, dicha circunstancia era improbable según los clásicos. Los economistas no podían explicar lo que estaba ocurriendo, salvo John M. Keynes.

 

La influencia de Keynes fue tal que desde la aparición de su obra “Teoría General” (1936) el estudio sobre el crecimiento económico quedó dividido en dos: el de corto y largo plazo. El análisis de corto plazo surge con Keynes y busca minimizar las fluctuaciones del PIB y el empleo. El análisis del crecimiento de largo plazo sigue los principios clásicos y busca mejorar el bienestar mediante la asignación eficiente de los factores productivos y la innovación.

 

La riqueza de las naciones

 

En 1776 Adam Smith publicó su libro denominado la Riqueza de las Naciones . En su afán por descifrar el misterio del porque algunas naciones son más ricas que otras, Smith planteó que la división del trabajo era la clave para explicar el desarrollo. Según él, cuando la producción se organiza de manera especializada surgen tres ventajas: i) los trabajadores adquieren mayor habilidad y destreza, ii) se ahorra tiempo, y iii) surge la innovación (nuevas máquinas y procesos).

 

La división del trabajo ayuda a desarrollar innovaciones pues cuando los trabajadores se concentran en tareas específicas tienden a descubrir fallas del proceso productivo, a sugerir soluciones y a proponer métodos innovadores. Luego, las innovaciones ponen en marcha un proceso de crecimiento sustentado año tras año por la acumulación del capital.

 

Figura 1: Circulo virtuoso: teoría clásica del crecimiento continuo

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Fuente: elaboración propia, basado en Ekelumb, R. y Hébert, R (1992).

 

Si la economía se ajustará a los patrones de los economistas clásicos, en la práctica, la trayectoria del PIB debería ser una línea ascendente sin desviaciones. Aplicado esto al caso de la economía paraguaya, la trayectoria del PIB debería ser lineal y la tasa de crecimiento ser la misma año tras año (2.74%) (Gráfico 1.a); sin embargo, en la práctica el comportamiento del PIB no sigue una trayectoria lineal y se ajusta más bien al patrón que sigue línea irregular del Gráfico 1.b.

 

Gráfico 1: El desempeño del PIB total del Paraguay (1980-2013)

a)            El crecimiento del PIB, según Smith, ocurre de                        b) En el mundo real, el PIB fluctúa en torno 

      manera continua y sostenida (trayectoria lineal)                                a la línea de crecimiento continua.

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Fuente: elaboración propia con datos WEO-FMI (2013). Nota: el PIB 2013 es el estimado por WEO-FMI (12%).

 

En un mundo clásico con especialización productiva la caída permanente de la producción y el empleo era improbable, derivándose que el papel del Gobierno es irrelevante para lograr el crecimiento económico. Este pensamiento prevaleció en el manejo de la política económica de las principales economías del mundo hasta que en 1929 las fábricas comenzaron a cerrar una tras otra y los trabajadores fueron despedidos masivamente. La gran depresión estaba en marcha y pudo ser resuelta con los aportes de Keynes quien sugirió la necesidad que el gobierno aumente el gasto público para  recuperar la producción y el empleo. Desde entonces la visión sobre el crecimiento económico cambió radicalmente.

 

El crecimiento de corto plazo

 

En ocasiones la producción y el empleo llegan a contraerse significativamente. Según Keynes, esto ocurre debido a que las personas se desaniman con facilidad y cuando sospechan que se avecinan tiempos difíciles reducen sus compras y la demanda total de bienes se contrae. Se dispara entonces un proceso descendente con caídas de la producción y el empleo y las dotaciones de capital y trabajo llegan a emplearse muy por debajo del nivel potencial. Esta situación da origen a lo que se conoce como ciclo económico y sus fases son: cima, recesión (contracción), fondo y expansión.

 

En el siguiente gráfico se presenta el desempeño del ciclo de la economía paraguaya donde sobresale la etapa de expansión iniciado en el 2003 y que continúa hasta el 2013. En ese último año la economía creció 13.6%, nueve puntos por encima de la tasa de crecimiento de largo plazo (4.5%).

 

Gráfico 2: Desempeño del componente de corto plazo del PIB total del Paraguay (1980-2013)

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Fuente: elaboración propia con datos WEO-FMI. Nota: el PIB 2013 es el estimado por WEO-FMI (12%).

 

Todo lo expuesto hasta aquí permite concluir: i) en el corto plazo el desempeño de la economía se ajusta más a las predicciones keynesianas que a la de los clásicos, y ii) el gobierno puede desempeñar un papel importante en la corrección de los problemas asociados al ciclo económico, disponiendo para dicho fin la política fiscal y la política monetaria.

 

La recomendación keynesiana y la falacia del cristal roto1

Un día, unos adolescentes traviesos lanzaban piedras en la calle una de las cuales impactó contra el cristal de la panadería del barrio. El propietario del local salió para enfrentarlos, pero los jóvenes ya habían huido. La multitud reunida en el lugar en principio sintió pena por él aunque después consideró que esta situación era favorable al interés general.

 

Si el panadero repone el vidrio, el vidriero tendrá $100 más para gastar en otras cosas y esto a su vez  hará que otros gasten esos $100 en otros bienes. El proceso generado por la inyección de un “nuevo gasto” va hasta el infinito y la muchedumbre concluye entonces que el gasto del panadero ayudará a crear nuevos empleos.

 

La política keynesiana de la expansión del gasto público se parece a esta parte de la historia. En términos equivalentes, los keynesianos sugieren que en épocas de recesión el gobierno salga a romper cristales y luego entregue dinero a los propietarios de las ventanas para que estos lo gasten en su reposición. El nuevo gasto desencadena una espiral ascendente de demanda y la maquinaria económica se pone en marcha, aumentando así el empleo y mejorando el ánimo de las personas.

 

Hasta aquí la historia del cristal roto parece tener sentido. Pero ¿qué pasa con el panadero? El tendrá ahora $100 pesos menos para gastar, por ejemplo, en un traje nuevo. Debido a que tuvo que reponer el vidrio de su ventana, se quedará sin su traje nuevo. En lugar de tener ventana y $100 para gastar, ahora solo tiene la ventana. Al ser el panadero un miembro de la comunidad, la sociedad es la que pierde pues uno de sus integrantes dejará de tener un traje nuevo, o sea, la sociedad es ahora más pobre. La ganancia del vidriero no es otra cosa que la pérdida del sastre. Ningún nuevo empleo se ha creado.

 

Los economistas que están en desacuerdo con la intervención del gobierno suelen emplear esta segunda parte de la historia para demostrar la irracionalidad que subyace en la expansión del gasto público orientado a la recuperación económica. Califican las recetas keynesianas de irracional dado que es equivalente a “romper vidrios y reponerlos de vuelta”. Sin embargo, los keynesianos piensan que la eficiencia económica debe dejarse de lado cuando las fábricas están sin producir y la mano de obra está masivamente desocupada. En ese caso, los keynesianos consideran que el objetivo del crecimiento de la producción y del empleo deben prevalecer por sobre la eficiencia de los clásicos. No importa si el gasto es ineficiente o irracional, lo que importa es no desperdiciar la capacidad productiva de las fábricas ni los recursos humanos de la nación.

 

Crecimiento de largo plazo

 

El objetivo de las políticas de largo plazo es el bienestar. Para este efecto los gobiernos disponen de instrumentos que promueven la acumulación de capital (físico y humano), mejoran la eficiencia en el uso de los mismos (innovación) y crean instituciones inclusivas2 que premian correctamente los esfuerzos y la contribución de cada uno de los factores.

 

A continuación se hará una comparación del desempeño del PIB per cápita de Paraguay respecto a otros países. El primero es Botsuana que desde 1960 crece a una tasa promedio de 6.1% y su PIB per cápita se ha duplicado cada 12 años. El otro es Corea del Sur cuyo PIB per cápita  creció entre 1960 y 2011 a un ritmo promedio de 6.5% y se duplicó cada 11 años. El tercero es Perú, país que desde1960 hasta el 2011 logró triplicar su PIB per cápita3.

 

En el caso de Paraguay, entre 1960 y 2011 el PIB per cápita creció a un ritmo promedio de 1.9%, insuficiente para generar desarrollo económico. A Paraguay le llevó 37 años duplicar su PIB per cápita. Sin embargo, desde el año 2003, con la introducción de algunas reformas, la estabilidad macroeconómica se consolidó y ayudó a generar un escenario previsible para las inversiones. Estos cambios (de corto plazo) fueron importantes, pero no son suficientes como para iniciar un proceso de crecimiento continuo y sostenido (de largo plazo).

 

A continuación se presentará un breve detalle por cada uno de los países citados anteriormente:

 

Botsuana: en 1960 su PIB per cápita era equivalente al 3.4% del de los EEUU, pero para el 2011 la relación llegaba al 26.7%. Las reformas económicas y políticas del régimen de Seretse Khama y su sucesor Quett Masire condujeron a una mayor acumulación del capital físico y humano del país. En 1980 el trabajador promedio de Botsuana tenía el equivalente al 45% del capital humano y el 5.6% del capital físico de su par norteamericano. En el 2011 el trabajador promedio de Botsuana contaba con el 78.6% del capital humano y el 27.1% del capital físico respecto a un trabajador medio de EEUU. Un aspecto llamativo es la caída de la productividad de Botsuana. En 1980 la productividad en Botsuana era equivalente al 61.5% de la productividad factorial norteamericana, en el 2011 esta relación cayó a 55.5%. 

 

Corea: el PIB por trabajador en 1960 era apenas 9.8% en relación al de los EE.UU, la economía estaba poco capitalizada dado que el capital asignada a un trabajador coreano era de apenas 9.0% en relación a la del trabajador promedio de EEUU. Esto hacía que la productividad sea baja. En ese entonces, la productividad coreana era equivalente al 31.4% de la productividad norteamericana. En el 2011, la productividad coreana equivalía al 68.3% de la productividad americana, esta mejora se debe a las políticas de largo plazo que contribuyeron a incrementar el stock de capital y el nivel educativo por trabajador en Corea. En la actualidad, el nivel de educación de los trabajadores coreanos es muy cercano al de los trabajadores americanos (92.5%) y también la tasa de capital físico por trabajador (80.1%).

 

Perú: muestra avances importantes recién en los últimos años. El PIB per cápita de un peruano promedio sigue siendo bajo respecto al de un estadounidense (19%). En cuanto al proceso de acumulación del capital físico y humano, en 1960 el capital físico por trabajador del Perú era equivalente al 12.6% del trabajador norteamericano situación que cambió recién desde el año 2000 cuando el capital por trabajador relativo a EEUU sube a 25.4%, mientras que en el 2011 llega al 27.8%. La productividad relativo a los EEUU pasó de 38.7% en el año 2000 a 53.4% en el 2011.

 

Paraguay: en 1960 su PIB per cápita era 10.7% respecto al de los EEUU, 52 años después sigue siendo la misma (10.1%). El PIB por trabajador registra un retroceso pues en 1960 era equivalente al 13% del trabajador medio norteamericano mientras que en el 2011 es el 10%. El trabajador paraguayo esta poco capitalizado pues en la actualidad posee apenas el equivalente al 9.6% del capital que dispone su colega estadounidense. La productividad también muestra declives importantes ya que en 1980 era equivalente al 75.8% de la productividad laboral norteamericana mientras que en el año 2011 llegó 34.5%. El aspecto positivo, aunque dudoso, es el aumento en la acumulación del capital humano por trabajador4.

 

Cuadro 1: Factores fundamentales del crecimiento de largo plazo (relativo a EEUU, en %)

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Fuente: elaboración propia con datos de Feenstra, Inklaar y Timmer (2013). PWT 8.0

 

Consideraciones finales

 

Las políticas de corto y largo plazo no compiten entre sí, son complementarias. No es posible pensar en crecimiento de largo plazo si no existe estabilidad macroeconómica.

 

En el corto plazo Paraguay ha hecho una buena tarea. La macroeconomía del país hoy día tiene condiciones sólidas. Sin embargo, el país tiene aún mucha deuda en lo que respecta a las medidas de largo plazo.

 

Paraguay sigue siendo un país pobre. Si bien es cierto que la economía creció a tasas altas en estos últimos años, esta condición sigue siendo insuficiente para lograr que el país se encamine hacia el desarrollo económico. Una nación como China, por ejemplo, a pesar de crecer ininterrumpidamente durante más de cuarenta años a una tasa promedio de 5.2% sigue siendo pobre. En 1970 el PIB per cápita chino fue de US$ 975, equivalente al 5% del PIB per cápita de los EEUU, y a pesar del espectacular crecimiento de la economía, en el 2011 el PIB per cápita del país fue de US$ 8.189, o sea, apenas una quinta parte del ingreso medio de EEUU. Esto muestra que el desarrollo económico no es una tarea fácil y que sus frutos pueden notarse luego de varias décadas de esfuerzo continuo.

 

Paraguay no ha experimentado aún los beneficios de la revolución industrial. El capital por trabajador es muy bajo, y tan solo por citar un ejemplo, el trabajador peruano promedio posee tres veces más de capital que su colega paraguayo.

 

La calidad institucional es clave para explicar el atraso del país. El principal desafío de Paraguay es la construcción de una agenda de reformas económicas y políticas que permita a la nación transitar desde el actual conjunto de instituciones extractivas hacia instituciones inclusivas.

 

Las instituciones extractivas actuales del Paraguay explican porque el país no logró un crecimiento de largo plazo. A su vez, esas instituciones también explican porque el crecimiento económico de corto plazo solo benefició a un sector de la élite del país y no a toda la sociedad. Mientras esta situación no cambie, el crecimiento económico de largo plazo seguirá siendo una retórica que navegará en el mar de las confusiones de los efectos de corto y largo plazo.

 

Notas: 

 

1 Frédéric Bastiat (1850): Lo que vemos y lo que no vemos.

2 Las instituciones inclusivas son aquellas que ofrecen seguridad a la propiedad privada, brindan un sistema jurídico imparcial, otorgan igualdad de acceso de los servicios públicos, posibilitan el intercambio y la firma de contratos entre las personas, permite la entrada de nuevas empresas y deja que cada quien elija libremente su profesión. Las instituciones inclusivas fomentan la actividad económica, el aumento de la productividad y la prosperidad económica. Acemoglu y Robinson (2012). Los orígenes del poder, la prosperidad y la pobreza ¿Por qué fracasan los países?

3 El éxito de Perú no es tan visible en una serie larga, sin embargo, desde la implementación de políticas de crecimiento de largo plazo puestas en vigencia a principios del 2000, la economía de ese país logró crecer a un ritmo promedio de 6.4. De sostener ese ritmo de crecimiento, el PIB per cápita peruano comenzará a duplicarse cada 11 años al igual que Corea. Sin embargo, uno de los principales retos que enfrenta Perú es la falta de reformas que permitan una transición hacia instituciones inclusivas.

4 Esto habría que tomarlo de manera relativa atendiendo los problemas vinculados a la calidad de la educación.

 

 * publicado en el Observatorio de Economía Internacional del CADEP

 

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