El mundo desarrollado fuera del corredor: reflexiones desde América Latina

2009

Los desequilibrios que el mundo desarrollado está experimentando son tan marcados que, seguramente, el período de la “gran moderación” del ciclo que se observó en esos países en las últimas décadas puede darse por terminado. Como consecuencia de este abrupto final, la visión respecto de los desequilibrios y la estabilidad está cambiando rápidamente. En vista de la evolución de algunas variables en el presente –racionamiento agudo del crédito, déficit fiscales por encima de 10%  del producto– y su evolución futura –ratios de deuda pública bien por encima del 100% del PBI– podría decirse, utilizando un concepto popularizado por Axel Leijonhufvud, que las economías avanzadas están transitando senderos que se encuentran fuera del “corredor” de estabilidad en torno al pleno empleo.

La intensidad de los desequilibrios y de las respuestas de política ha sido tan inesperada que ha dado lugar a lo que puede considerarse un experimento natural: ¿cómo cambia la política macroeconómica y sus reglas de juego si ocurre un choque de dimensiones en una economía estable y con un régimen de políticas bien establecido? No parece errado afirmar que la teoría macroeconómica que se estaba utilizando al momento de la crisis para fundamentar la política económica en los países avanzados no estaba particularmente preparada para dar cuenta de este tipo de experimento: la macroeconomía de la gran moderación estaba preocupada por diseñar políticas para lo que ocurría dentro y no fuera del corredor de estabilidad.

La situación es distinta para aquellos que investigan y hacen política económica en economías emergentes – en particular en América Latina– ya que viven en una zona macroeconómicamente sísmica. Por ejemplo, mientras la gran moderación reinaba en las regiones avanzadas, América Latina vivía la crisis de la deuda; la década pérdida de los ochenta, la crisis mexicana, la crisis asiática-rusa-argentina y una fuerte aceleración del crecimiento entre 2003 y 2008.  En América Latina es muy difícil tener la férrea disciplina intelectual que se necesita para focalizar la mente en la pregunta: ¿qué políticas serían óptimas si la economía estuviera siempre dentro del corredor de estabilidad? Por más que se empiece por ahí, siempre se termina investigando qué ocurre con los sudden stops, las brechas, el miedo a flotar, el racionamiento de crédito, las políticas fiscales pro-cíclicas, las crisis, las aceleraciones y colapsos del crecimiento y la dificultad para construir reglas cuando el estado es permeable y las instituciones son débiles.

¿Qué preocupaciones le surgen espontáneamente a un analista latinoamericano al observar la crisis y las políticas para combatirla en los países desarrollados? Salvando las muy marcadas distancias entre las realidades macroeconómicas e institucionales, los siguientes puntos son de interés.

El primero es que, cuando se producen perturbaciones de tamaño y características excepcionales se incrementa la incertidumbre sobre los efectos de las políticas fiscales de estabilización. La discusión sobre el tamaño del multiplicador asociado a los estímulos fiscales es un buen ejemplo. Las estimaciones de los analistas respecto de los países desarrollados difieren de manera sustancial.

El segundo punto es que en una situación de crisis aumenta exponencialmente la demanda de coordinación de políticas, lo que en buena medida se debe a que aumenta la competencia entre políticas por el uso de recursos e instrumentos. Esto es particularmente cierto respecto de la coordinación de la política fiscal anti-cíclica con las políticas monetaria, de deuda pública y de manejo de la crisis financiera. El fisco está destinando ingentes recursos fiscales a estabilizar el sistema bancario y a estimular la economía y, como consecuencia, el déficit fiscal y la relación deuda/producto aumentarán por encima de las metas pre-shock. Hay países en los que esto no representa un problema, pero en otros – más vulnerables– la discusión es si el nuevo nivel de deuda es sostenible o no. Estas acciones fiscales anti-cíclicas pueden también estar dominando los objetivos de política monetaria. Muchos analistas sugieren que el aumento significativo de la oferta de base monetaria y del gasto público llevará en el futuro a una aceleración inflacionaria.

El tercer punto es que las medidas fiscales de estabilización se están implementando conjuntamente con iniciativas no meramente anti-cíclicas que suponen reformas importantes en las estructuras de governance (contratos, regulaciones). Por ejemplo, los gobiernos se han comprometido bastante explícitamente en una política de salvar al que es demasiado grande para caer, lo cual implicó la reformulación ex post de regulaciones y contratos. Un efecto colateral de esta reformulación de los mecanismos de governance es el aumento de los problemas de azar moral y en la percepción de que las reglas de juego son inestables. Esto implica que la necesidad de estabilizar la economía está dominando en parte al objetivo de estabilidad de las instituciones económicas, lo cual afecta los incentivos para invertir.

 

El último punto se refiere a la economía política. En relación con las dudas sobre el aumento exagerado de la deuda que genera el plan anticrisis, la señal más contundente que puede darse es que se incrementará la recaudación en el futuro para servir la deuda. Esto crea un problema de economía política: si un inversor privado tiene hoy un buen proyecto y liquidez para realizarlo, ¿por qué invertir y señalarle al gobierno su capacidad de generar beneficios sabiendo que las restricciones de economía política llevarán con alta probabilidad en el futuro a que el gobierno aumente la presión tributaria sobre quienes demuestren haber ganado y no perdido con la crisis? Esta expectativa de “apropiación futura de beneficios privados” deprime la inversión y dificulta una rápida salida de la crisis.

 

Seguramente, las lecciones y los trabajos analíticos que tratarán de dar cuenta de la experiencia de recuperación de la crisis en el mundo desarrollado dejarán enseñanzas muy útiles sobre cómo funciona la macroeconomía fuera del corredor. Sin duda, estas enseñanzas ayudarán también a entender mejor el funcionamiento macroeconómico de economías estructuralmente más volátiles como las emergentes. 

 

Palabras clave: América Latina, crisis internacional, perspectivas macroeconómicas, políticas económicas

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