Uno de los rasgos característicos de la crisis global actual es el regreso del proteccionismo en sus diversas formas. La World Trade Organization relevó que para agosto de 2009, 13 de los 20 países del G20 ya habían anunciado algún tipo de medida proteccionista. Economías pequeñas y abiertas como la uruguaya se vuelven muy vulnerables frente a un mundo “más cerrado”. Desde la dependencia del punto de vista comercial, pasando por la relevancia de la inversión extranjera directa y terminando por el peso de los depósitos de no residentes en el sistema financiero local, Uruguay depende de que el mundo quiera abrirse para crecer. En esta nota nos ocupamos de los efectos del proteccionismo sobre la cuenta corriente.
Comencemos por el canal comercial. Si analizamos la composición del Producto Interno Bruto (PIB) según los componentes del gasto, podemos apreciar que las exportaciones de bienes y servicios representaron en 2011 un 27,3% del nivel de actividad. Este componente representaba menos del 20% a fines de los 90, situándose levemente por encima del 30% en 2004. Este mayor peso de las exportaciones en la estructura del PIB vuelve al nivel de actividad más sensible a cambios en la demanda exterior. Para contar con un panorama más completo, debemos analizar la concentración de este componente, tanto por destino como por producto, ya que un mayor nivel de concentración hace aumentar el grado de vulnerabilidad de la economía uruguaya.
El Índice de Herfindahl- Hirschman (IHH) permite cuantificar el grado de concentración de las exportaciones uruguayas, a partir del peso relativo de cada producto (o destino). El IHH se incrementa conjuntamente con el grado de concentración del mercado analizado. Valores por encima de 1000 en este indicador indican mercados moderadamente concentrados, en tanto que valores que superen los 1800 representan mercados fuertemente concentrados.
Gráfico 1. Evolución del IHH por destino y producto de las exportaciones de bienes
Fuente: BCU, Infonecta y Uruguay XXI.
En base a gráfico 1 podemos sostener que nuestro país no presenta concentración de sus exportaciones en la actualidad, ni por destino ni por producto, dado que ambos índices permanecen por debajo de 1000 desde principios de siglo. A lo largo de estos últimos años se ha avanzado notoriamente en la diversificación por destino, en desmedro de una mayor concentración por producto.
Otra forma de medir la concentración de los mercados es analizando el peso que tienen los primeros cinco destinos (o productos) en el total de ventas de bienes al exterior. Este indicador, conocido como C5, nos permite ver en qué medida las exportaciones uruguayas dependen de sus 5 principales destinos (o productos).
Cuadro 1. Principales 5 destinos de exportación de bienes
Fuente: BCU y Uruguay XXI.
El C5 de las exportaciones uruguayas por destino llegó a representar a mediados de los noventa más del 70% del total de ventas al exterior. Su evolución ha sido descendente, llegando en el año 2011 a ubicarse en valores cercanos al 40%.
La evolución descendente de estos indicadores desde comienzos de siglo, tanto el del peso de nuestros principales socios comerciales como el IHH por destinos, evidencian una mayor diversificación de mercados y por ende una menor vulnerabilidad de Uruguay en lo que refiere al canal comercial. En este sentido, Uruguay parece estar hoy más preparado para enfrentar medidas proteccionistas de sus socios comerciales respecto a un década atrás.
No obstante ello, dentro de esta tendencia general, no es posible dejar de advertir que a partir de 2008 el IHH se eleva respecto de los mínimos valores alcanzados en los dos años previos. Por lo que deberá insistirse en la diversificación de mercados sigue siendo la estrategia indicada frente a la crisis y las respuestas proteccionistas. Contar con una canasta de mercados más amplia, donde cada socio comercial cuente con un peso menor en el total de ventas, permitirá mitigar los impactos de las medidas proteccionistas de algunos socios comerciales sobre las exportaciones uruguayas.
Un segundo ítem relevante en la cuenta corriente de Uruguay es el turismo. De hecho, constituye uno de nuestros principales productos de exportación de servicios. Como evidencia de ello, podemos notar que las divisas generadas por este rubro en el año 2011 representaron un 4,5% del PBI. Como es de esperar, el origen de los turistas se encuentra concentrado en la región, particularmente en Argentina (ver cuadro 2). Si a los turistas argentinos sumamos los provenientes de Brasil, Chile y Paraguay llegamos al 85% del total de turistas que ingresan a nuestro país.
Cuadro 2. Turismo receptivo. Porcentaje de turistas
Fuente: BCU.
La proporción de turistas provenientes de Argentina ha sido históricamente elevada y supera el 50% del total en los primeros trimestres anuales. Ello se explica por diversos factores, como la cercanía (y por ende los menores costos de traslado), las similitudes culturales y en gustos, los lazos de diversa índole, incluso familiares. De hecho, muchos argentinos poseen segunda residencia en Uruguay, en particular en la costa oceánica (estos constituyen parte del turismo cautivo). Si bien el gasto diario por persona en USD no es elevado en la muestra, el gasto total sí, reafirmando su gran influencia.
Esta dependencia natural del turismo proveniente de Argentina hace que la suerte de la temporada turística se ligue crucialmente a su situación económica, y a la relación de precios entre ambos países. Las medidas de control del gobierno argentino sobre el mercado de cambios implementadas semanas antes del inicio de la última temporada afectaron al turismo local. Quizás no afectaron sustancialmente la cantidad de turistas que vinieron a nuestro país (seguramente las decisiones de veraneo habían sido tomadas previamente), pero sí sus gastos y permanencia.
Nuestras estimaciones indican que, de no haberse implementado estas medidas, habrían arribado a nuestro país 24% más de turistas argentinos durante la temporada 2011, en tanto que con las restricciones cambiarias ese crecimiento descendió a 22%. Esta diferencia de 2% brinda una primera idea del efecto levemente negativo que tuvieron las medidas cambiarias aplicadas en la vecina orilla sobre la temporada turística. Como señaláramos estos controles afectaron más sobre el gasto de los argentinos que, a pesar del aumento de la cantidad de turistas, decreció mínimamente respecto al año pasado. La variable de ajuste fue el tiempo de estadía de estos turistas que se redujo de 8,6 a 7,8 en el primer trimestre del año.
Esta condición de alta concentración que ostenta el turismo receptivo suma una fuente de vulnerabilidad frente a las estrategias proteccionistas de uno de los principales orígenes. A su vez, la importancia del turismo como generador de divisas y empleo y como propulsor del crecimiento, hace que esa concentración afecte de forma relevante a la economía toda, volviendo a que la diversificación de la oferta turística sea nuevamente la estrategia indicada para evitar este tipo de estrangulamientos.