La ciencia económica carece de un entendimiento profundo acerca de la naturaleza de la realidad que la economía debería iluminar. Esta columna, que presenta un nuevo CEPR Policy Insight, propone que la inestabilidad del apalancamiento, la conectividad y la potencial inestabilidad del nivel de precios han sido dejadas de lado por la teoría macro de “estabilidad con fricciones”. Las innovaciones teóricas no deberían generar reales progresos teóricos mientras el paradigma reinante siga siendo el de la teoría de “estabilidad con fricciones”. Mientras tanto, los gobiernos no están preparados para enfrentar otra crisis.
Cincuenta años atrás, los estudiantes de economía aprendían que el sector privado –con sus acciones- no tenía tendencia a gravitar alrededor del pleno empleo, que este era propenso a indeseables fluctuaciones amplificadas por los efectos multiplicador y acelerador, y que estaba plagado de fallas de mercado de variados tipos. Pero también se creía que un gobierno benevolente, competente y democrático podría estabilizar la macroeconomía y reducir a una relativa insignificancia los efectos sobre el bienestar de la mayoría de las fallas de mercado.
Cincuenta años más tarde, en los primeros años de este siglo, los estudiantes aprenden que los gobiernos representativos generan fluctuaciones sin sentido en los precios y en el producto, y que si estos pueden ser restringidos a no hacerlo –con un banco central independiente, por ejemplo- la libertad de mercados seguro generará pleno empleo y, por supuesto, muchas otras ventajas. La doctrina de política macroeconómica ha pasado de estabilizar a los privados a restringir al sector público.
Este gran cambio en nuestro entendimiento de la economía abarca medio siglo de prolíficos logros en la disciplina (Blanchard 2008). Pero lo que nos muestra la historia es que, ontológicamente, la ciencia económica ha estado en alta mar, a la deriva con las corrientes que nosotros mismos generamos. Carecemos de un entendimiento profundo de la naturaleza de la realidad que la economía pretende iluminar.
La síntesis neoclásica
Cerca del inicio de este siglo el péndulo volvió a oscilar –aunque no demasiado lejos. Los macroeconomistas “de agua dulce” y de “agua salada” llegaron a un consenso conocido como la “Nueva Síntesis Neoclásica”. Los Nuevos Keynesianos adoptaron el modelo dinámico estocástico de equilibrio general (DGSE, por sus siglas en inglés) desarrollado por los Nuevos Clásicos, mientras que estos últimos aceptaron las “fricciones” de mercado y las “imperfecciones” de los mercados de capitales sobre la que tanto insistieron los primeros.
Esta Nueva Síntesis, como la Vieja Síntesis de hace cincuenta años atrás, postula que la economía se comporta como un sistema de equilibrio general estable cuyas propiedades auto-reguladoras son dificultadas por las fricciones. Los economistas de estas creencias ahora luchan para explicar que lo que recientemente ha pasado es en realidad lógicamente posible. Pero la crisis no encaja.
Creo que las síntesis, la Vieja y la Nueva, están equivocadas. Estas surgen de una confusión fundamental acerca del funcionamiento de la economía de mercado. Las futuras innovaciones teóricas en la modelización económica no traerán reales progresos mientras que el paradigma siga siendo el de “estabilidad con fricciones”. Las genuinas inestabilidades de la economía moderna deben ser enfrentadas.
Un sistema adaptativo y complejo
La economía es un sistema dinámico adaptativo. Este posee propiedades “equilibrantes” de auto-regulación que usualmente llamamos “mecanismos de mercado”. Pero estos mecanismos no son siempre suficientes para asegurar la coordinación de las actividades en un sistema complejo. Casi cuarenta años atrás, propuse la “hipótesis del corredor”. La hipótesis sugiere que la economía podría mostrar las deseables propiedades de ajuste “clásico” dentro de un “corredor” cercano al hipotético sendero de equilibrio, pero que sus capacidades de auto-regulación estarían dañadas en las regiones “keynesianas” fuera de este corredor. Entonces, para grandes alejamientos del equilibrio, el sistema de mercado podría no ser capaz de recuperarse sin la ayuda de una política de estabilización.
El argumento original para el corredor se preocupaba por las condiciones bajo las cuales se deberían esperar significativos efectos de desviación y multiplicación y podría no ser tan persuasivo por si mismo. Sin embargo, todos los otros sistemas dinámicos complejos que son conocidos, tanto los desarrollados por el hombre como los naturales, tienen la propiedad de que sus capacidades homeostáticas son limitadas. Es extremadamente poco probable que la economía sea diferente en este aspecto.
Es razonable creer entonces, que el espacio-estado del sistema –en adición a las regiones que tienen propiedades de auto-regulación- tenga regiones donde los procesos de desviación y multiplicación hayan anulado estas propiedades. Pero la historia no termina aquí. La presente crisis nos ha mostrado un gran conjunto de procesos desestabilizadores y de retroalimentación positiva que no están tan acotados como el multiplicador. El desapalancamiento de los bancos, por ejemplo, corta el crédito a las empresas, lo que lleva a una recesión, lo que a su vez empeora la calidad de los activos bancarios y aumenta los incentivos a reducir aún más las hojas de balance de los bancos. El más peligroso de estos procesos de retroalimentación desestabilizadores, que hasta ahora hemos logrado evitar, es la deflación de deudas Fisheriana. Hay regiones de este espacio-estado que deben ser evitadas a toda costa.
Este razonamiento del tipo de impulso-propagación se pregunta acerca de cuál será el comportamiento del sistema si es desplazado lejos del equilibrio. Trata a los impulsos como exógenos y adolece, entonces, de la posibilidad de inestabilidad generada endógenamente.
La inestabilidad del sistema bancario de reservas fraccionales es conocida desde hace unos 200 años. La contribución de Hyman Minsky ha explicado que esta inestabilidad financiera se extiende más allá de los límites del sistema de bancos comerciales. Minsky argumentaba que un largo período sin crisis –tal como la “Gran Moderación”- llevaría a un creciente deseo de asumir riesgos, causando así que el sistema se volviese financieramente frágil. Y este sistema frágil tarde o temprano colapsará.
Problemas sistémicos.
Las acuciantes problemas del presente tienen que ver con inestabilidades dejadas de lado por la teoría macroeconómica de “estabilidad con fricciones”. Estos constituyen tres temas que he discutido en mayor detalle en tres columnas en Vox (Leijonhufvud, Junio de 2007, Enero de 2009, y Julio de 2009).
Inestabilidad del apalancamiento. Al competir para alcanzar tasas de retorno varias veces más altas que los retornos de la industria , las instituciones financieras estaban en los niveles históricamente más altos de apalancamiento hacia el final del boom, ganando spreads mínimos históricos –y teniendo en su portafolio grandes volúmenes de activos que poco tiempo después se revelarían como “tóxicos”.
Conectividad. En EEUU, bajo las regulaciones de Glass-Steagall, el sistema financiero estaba segmentado en distintas industrias, cada una caracterizada por el tipo de activos en el que podían invertir y el tipo de pasivos que podían emitir. Las empresas en los distintos segmentos de la industria no estaban en competencia directa entre sí. La desregulación aumentó dramáticamente la conectividad en la red global de instituciones financieras. La crisis de la industria de American loan and savings, si bien fue costosa, quedó confinada a ese mercado. La crisis actual también empezó en el sector de financiamiento a los hogares norteamericanos, pero se diseminó y amplificó por todo el mundo.
La potencial inestabilidad del nivel de precios. Durante la presente década, el nivel de precios a los consumidores de EEUU ha sido estabilizado en gran medida gracias a las políticas cambiariass competitivas de China y de otros países emergentes exportadores. La Gran moderación ha dejado un legado de baja volatilidad de las expectativas inflacionarias. Si estas condiciones cambiasen, el régimen de metas de inflación, con base monetaria endógena y la tasa de interés de los federal funds como único instrumento, serían inadecuados para el control monetario.
Temas actuales
Hay cuatro temas a tener en cuenta:
- El doble peligro que asoma en el futuro son, por un lado, el estancamiento al estilo de Japón, y por el otro, la alta inflación al estilo de América Latina. En tiempos más normales, consideraríamos a ambos escenarios como muy poco probables y muy lejos en el espectro de eventualidades. Altos niveles de deuda pública, grandes pasivos y grandes déficit de cuenta corriente implican que no están tan lejos de la situación presente. Las aparentes dificultades políticas en corregir decisivamente las finanzas públicas probablemente signifiquen que esto no es sólo un predicamento temporario. El canal navegable entre Scylla y Charbdis se ha vuelto muy estrecho.
- Un hecho imposible de obviar debería guiar las políticas en el futuro cercano. Dado que los bailouts y las políticas de estímulo han forzado a las finanzas públicas al límite, por lo que los gobiernos no tendrán los recursos fiscales para manejar la explosión de otra burbuja. La política económica, entonces, debe ser llevada a cabo en un modo “a prueba de fallos”. Las políticas actuales de tasas de interés extremadamente bajas no son a prueba de fallos. Están destinadas a re-inflar el precio de los activos financieros justo lo necesario para evitar una recesión más profunda. Esta es una operación delicada, no una estrategia robusta, a prueba de fallos. Esta política está creando fuertes incentivos para que los bancos vuelvan al ruedo y reanuden el juego de transformación de maturities a niveles altos de apalancamiento que creó los problemas presentes en primer lugar. Es evidente que los bancos están respondiendo rápidamente a esos incentivos.
- El alto nivel de apalancamiento ha sido el gran culpable del desastre presente. Para reducir el riesgo de un nuevo crash, es necesario que reduzcamos el apalancamiento. Pero los gobiernos no quieren que el sector financiero se desapalanque ahora porque esto requeriría la caída de los precios de los activos y menos crédito, lo que agravaría la recesión. Por supuesto, la pregunta es: si no es ahora, ¿cuándo?
- Los bancos centrales están planeando “estrategias de salida”, por lo que quiere decir que planean llevar sus hojas de balance –ahora llenas de una extraña mezcla de activos- a una condición más normal para un banco central. Esto no será fácil. Si lo logran, sin embargo, todavía enfrentarán la posibilidad de tener que volver a llevar a cabo las mismas políticas desesperadas y no convencionales en una futura crisis. Bajo los criterios corrientes, las responsabilidades de los bancos centrales no tienen límites bien definidos. Esto es un problema que sólo puede ser resuelto por la regulación del sector financiero. Al presente, no conocemos otra forma de hacerlo.
Notas
*Artículo originalmente publicado en VoxEU.org. Traducido y publicado con permiso.
This article first appeared in English in VoxEU.org . Translated and published with permission.
Referencias
Blanchard, Olivier (2008), “The state of macro,” NBER Working Paper 14259.
Leijonhufvud, Axel (2007), “The perils of inflation targeting”, VoxEU.org, 25 de Junio 2007
Leijonhufvud, Axel (2009), “Fixing the crisis: Two systemic problems”, VoxEU.org, 12 de Enero 2009.
Leijonhufvud, Axel (2009), “Curbing instability: policy and regulation”, VoxEU.org, 11 de Julio de 2009.
Leijonhufvud, Axel (2009), “Macroeconomics and the Crisis: A Personal Appraisal”, CEPR Policy Insight 41, November.