La bonanza latinoamericana y el efecto China. Parte 2

2012

En una nota anterior discutimos los beneficios de la nueva configuración del crecimiento global para América Latina. En efecto, al región logró aprovechar el “viento de cola” en los mercados de materias primas para acelerar el crecimiento. Sin embargo, la controversia sobre sus efectos macroeconómicos hacia el mediano plazo sigue abierta. Es que el descanso en las ventajas comparativas ha dado buenos y malos resultados y no hay demasiada guía sobre el porqué de estas diferencias.

El problema durante el boom es el riesgo de contraer la “enfermedad holandesa”. El shock positivo mejora la rentabilidad relativa del sector tradicional de manera que puede implicar una reasignación de factores productivos que termine por dañar a otros sectores de la economía. Pero además, el exceso de divisas derivado del boom tiende a apreciar el tipo de cambio real y ello también afecta negativamente al sector transable no tradicional. La suba del colateral para tomar deuda externa aporta presiones adicionales a la apreciación, de manera que otro riesgo emerge: que la vulnerabilidad externa asociada al déficit de cuenta corriente termine en una crisis de balanza de pagos. 

 

¿Qué ocurrió en el boom reciente? La tabla 1 resume evidencia sobre los tipos de cambio reales de la región. En relación a los niveles registrados en las cercanías del boom, casi la totalidad de los países ricos en recursos naturales tienen el tipo de cambio apreciado: en particular en los países especializados en agricultura y en energía. Además, los tipos de cambio reales se encuentran en 2011 en niveles apreciados no ya en relación al boom sino en términos históricos. En países no especializados en recursos naturales, como República Dominicana o El Salvador, el tipo de cambio real se mantuvo relativamente constante en estos años. Los casos más notorios de apreciación son los de Argentina, Brasil, Uruguay y Colombia, donde la disminución en la competitividad externa registrada entre 2006-2007 y 2011 acumulada supera el 15%. Por supuesto, en los casos de Brasil y Colombia operó un factor financiero, al igual que Costa Rica: la fuerte entrada de capitales en un contexto de altos diferenciales de tasas de interés. 

Tabla 1

Tipo de cambio real efectivo en América Latina

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  Fuente: elaboración propia en base a CEPAL 

 

El segundo síntoma de enfermedad holandesa es la desindustrialización. ¿qué pasó con la generación de valor en el boom reciente? Efectivamente, entre 2005 y 2010 la participación de las exportaciones de manufacturas en las exportaciones totales se redujo en prácticamente todos los países de la región, a excepción de Argentina, Ecuador y El Salvador. Por supuesto, esta dinámica puede no ser indicativa de una desaceleración en las exportaciones manufactureras, en tanto podría estar reflejando el cambio de los cambios en los precios relativos a favor de las materias primas. Por ello, las últimas cuatro columnas de la tabla exhiben la evolución de las ventas externas de manufacturas en relación al PBI. Los resultados no varían substancialmente: la primarización ha sido la norma en América Latina, aún cuando en muchos casos se hay fomentado la manufactura asociada a los bienes agropecuarios. El caso sobresaliente es el de Brasil. En el país grande del sur la participación de las exportaciones de manufacturas en las exportaciones totales se redujeron dramáticamente en los últimos años: del 52,7% en 2005 a apenas 36,4% en 2010. En términos del PBI la reducción también es marcada: del 8% al 4%. 

 Tabla 2

Evolución de las exportaciones industriales en América Latina

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Fuente: CEPAL  

La generalidad de la desindustrialización observada en América Latina nos da una pauta de que la misma no sólo se generó por el boom de recursos naturales; en cambio, se trata de los efectos más uniformes que provoca el nuevo rol de Asia en la economía mundial que comentamos en el artículo anterior. En particular, la penetración de China en los mercados globales industriales ha sido impresionante en la última década: si en el año 2000 las exportaciones industriales de China representaban un 4% de las exportaciones industriales totales, hacia 2010 la participación se elevó al 14%.    

 

El tercer síntoma de enfermedad holandesa se relaciona con el frente externo: la aparición del déficit comercial. ¿Qué ocurrió en los últimos años? A pesar de que los precios de las materias primas siguen en niveles altos en términos históricos, en América Latina prima el déficit de cuenta corriente. Salvo en Bolivia y Venezuela, en el resto de los países o bien las cuentas están equilibradas o bien se ubican en terreno deficitario. En el caso de los productores de materias primas, ello contrasta marcadamente con lo ocurrido en los años del boom: en 2006-2007 los países con recursos naturales abundantes presentaban superávit de cuenta corriente. Para el resto de los países, la norma es el déficit de cuenta corriente, y su dinámica depende de los precios de las materias primas, sólo que en forma inversa en tanto son importadores netos. Sin embargo, en relación a episodios similares de décadas pasadas, esta vez la vulnerabilidad financiera parece ser menor, al menos por tres cuestiones. La primera, que varios años de superávit externo revirtió los flujos de capital, y dejando de lado la inversión directa, muchos países, como Argentina y Chile, pasaron a ser acreedores con respecto al resto del mundo. La segunda, la acumulación de los excedentes en manos de los bancos centrales, que al mismo tiempo adoptaron regímenes más flexibles que en otras oportunidades. Por último, la predominancia de instrumentos financieros de renta variable denominados en moneda local, que reduce la cantidad de elementos contingentes en los flujos de pagos externos, en tanto el acreedor es que absorbe los riesgos.  

Gráfico 1

El regreso del déficit externo y el nuevo modo de integración financiera en América Latina

(a)          Déficit de cuenta corriente              (b) Flujos netos de la cuenta de capital      

     (% del PBI)                                                (% del total)ef3.jpg 

Fuente: Elaboración propia en base a CEPAL y FMI 

 

Final: el efecto China y la lotería de las materias primas

La aparición de China y en general Asia emergente como motor del crecimiento ha sido fundamental para que la región regrese a un sendero de crecimiento que le fue esquivo por varias décadas. Sin embargo, detrás de la uniformidad del mayor crecimiento se esconde la diversidad. Por un lado, no todos los países de la región son ricos en recursos naturales. De hecho, en América Central, donde muchos países son importadores netos de materias primas, el “efecto China” no tiene costados positivos: mayor competencia en los mercados industriales junto con problemas de balanza de pagos por el salto en las importaciones. Por otro lado, está la lotería de los productos de Diaz Alejandro: en América del Sur el viento de cola fue sensiblemente mayor en los países productos de metales que en los países agrícolas, mientras que la excesiva volatilidad en los precios reales de los combustibles alimenta no sólo la enfermedad holandesa sino también la maldición de los recursos naturales. Ante lo heterogéneo del panorama, hay en definitiva otro hecho común: el nuevo mundo demanda cambios en la estructura de la economía (asociados en general a la desindustrialización) y los gobiernos deben estar preparados para una acertada evaluación de sus costos y sus beneficios. De cambios estructurales fallidos la región sabe, y mucho.

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