La implementación de estas medidas se dará después de que los grupos de trabajo establecidos definan los pormenores de cada punto. Cabe recordar también que algunas de estas medidas necesitarán de la aprobación de ambos parlamentos, por lo que la diplomacia parlamentar deberá ganar un nuevo impulso.
Sería importante notar las nuevas posibilidades que genera este acuerdo, tanto por los nuevos ingresos monetarios que representa en el futuro, pero también porque redefine los términos de la relación bilateral con el Brasil. Durante la ceremonia de firma del acuerdo, el Presidente Lula afirmó: "El Brasil no está interesado en crecer y desarrollarse si nuestros vecinos no estén creciendo y desarrollándose al mismo tiempo".
Hay que tomar este acuerdo como un puntapié inicial para la región, donde, al poder enfocar la atención fuera de la controversia de Itaipú, el diálogo sobre la integración productiva puede verse incrementado. Por ello, se vuelve imperioso reforzar las tratativas para ahondar la integración infraestructural, que permita vías más fluidas de comunicación de Paraguay con la región y el mundo. En ese sentido, las actuales discusiones sobre la integración de los sistemas ferroviarios de Paraguay, Argentina y Brasil deberían ganar un renovado ímpetu.
Por otro lado, sería interesante para el país detenerse en las estrategias de desarrollo que proponen los estados brasileños fronterizos con Paraguay, de forma tal de participar en aquellas actividades que promuevan el crecimiento y las sinergias de esas regiones a ambos lados de la frontera.
Una interesante pista para la búsqueda de una mayor integración de los sistemas productivos de Paraguay y Brasil, y al mismo tiempo, para un impulso de la industrialización de Paraguay, sería examinar con mayor detenimiento la Política de Desarrollo Productivo lanzada por la Agencia Brasileña de Desarrollo Industrial a mediados del año pasado. Esta iniciativa fue calificada por muchos especialistas como el actual estado del arte mundial en política industrial. Este plan traza metas claras y factibles, tanto para el Gobierno cuanto para los empresarios brasileños, constituyéndose en una verdadera convergencia de Políticas de Estado dirigidas a alentar la competitividad de la producción brasileña.
Uno de los objetivos estratégicos de este plan es promover una mayor integración con el MERCOSUR. Tenemos que tener en cuenta que Paraguay parte de una base industrial aun muy poco desarrollada, que precisa de un continuo cambio estructural, y una política de fomento a la innovación que pueda dar lugar a funciones productivas competitivas a nivel regional. Este esfuerzo no puede darse aisladamente desde el Estado, sino que debería también fundamentarse en la identificación de aquellos empresarios emprendedores que pueden convertirse en la contraparte de esta nueva iniciativa. Lamentablemente, muchos de estos empresarios se encuentran hoy fuera de las organizaciones más representativas del empresariado. Por lo tanto, es de gran importancia que estos empresarios y el Gobierno paraguayo fomenten discusiones que apunten a la construcción de una hoja de ruta para empezar a entablar una aproximación con las autoridades y el sector privado brasileño, especialmente de aquellos estados limítrofes. La Política de Desarrollo Productivo brasileña identifica como prioritarios algunos sectores de especial potencial para el Paraguay, como agroindustrias, biodiesel, bioetanol, plásticos, cuero y calzados, madera y muebles, higiene, perfumería y cosméticos, textil, carnes, siderurgia, biotecnología, entre otros.
Del acuerdo firmado entre ambos países también surge una oportunidad muy interesante para la compañía estatal de electricidad ANDE, con miras a su internacionalización en el largo plazo. Para ello, debería requerirse un estadio de mejora y adquisición de nuevas capacidades para una entrada al competitivo mercado brasileño. Una vía para realizar este objetivo sería el análisis detenido de las experiencias internacionales de éxito en la venta internacional de energía en el mercado abierto, tanto de empresas públicas cuanto privadas. Sin embargo, debemos tener en cuenta el estadio de desarrollo de la compañía, y sus capacidades reales para poder atender la demanda: el aprendizaje será costoso e implicará un cambio grande en su gestión y su misión empresaria. No obstante, la aceptable gestión de ANDE respecto a otras empresas públicas paraguayas, podría ser un indicio de la existencia de una base que pueda sostener este viraje.
Esta reestructuración de la ANDE podría darse en consonancia con la política de atracción de inversiones al Paraguay. Al ser el precio de la energía vendida en el mercado abierto brasileño mucho más elevada que los precios actuales, ANDE podría ofrecer a aquellas empresas que le compraran la energía, reducciones de tarifas en el caso de que estas inviertan en sectores estratégicos en el Paraguay. Seria tanto una forma de promocionar la venta de la energía paraguaya en el mercado brasileño como de atraer inversiones al Paraguay. Esta medida, junto a un perfeccionamiento de las actuales políticas públicas de promoción a la competitividad industrial, agregando un perfil más vertical y de aliento a las exportaciones, podría ser de gran potencial.
Nunca está de más recordar que el diálogo abierto, sin preconceptos, y su producto, la estabilidad política, constituyen precondiciones para la puesta en marcha de cualquier estrategia de desarrollo coherente. La búsqueda de consenso sobre estos puntos no debería encontrar oposición dentro de ningún partido, visto que, indudablemente, buscan la promoción del desarrollo de toda la sociedad paraguaya.
Por todo ello, es imprescindible que los diferentes sectores de la sociedad paraguaya comprendan el momento histórico frente al cual se encuentran: la firma de este acuerdo no trata sólo del fin de una historia, también trata del comienzo de una elección de lo que se hará a futuro para aprovechar las oportunidades devenidas de este acuerdo, y cómo se implementará este esfuerzo para mejorar las condiciones de vida de todos los paraguayos en el futuro.
(*) Los autores son miembros del Foro Universitario del MERCOSUR (FOMERCO)