Las “multilatinas” se expanden en Asia

2011

Los países en desarrollo han venido incrementando de manera sostenida su participación en los flujos globales de inversión extranjera directa (IED). De un peso de apenas 1% en los ’70, pasaron a cerca del 14% en la pasada década (cuadro 1). En 2009 esa cifra trepó a casi el 21%, producto de la fuerte retracción de los flujos emitidos por los países desarrollados en el contexto de la crisis sistémica internacional. 

Si bien el grueso del aumento fue producto de la emergencia de varios países asiáticos como inversores de relevancia a escala mundial, el peso relativo de América Latina y el Caribe también creció en dichos años. En 2009, Asia en su conjunto explicó el 16% de la IED emitida a nivel global y América Latina y el Caribe, un 4,3% (1,3% si se excluyen los paraísos fiscales).

Cuadro 1. Distribución de la IED saliente mundial, 1970-2009 (%) 

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Fuente: Elaboración propia en base a datos de la UNCTAD. 

Tal como se observa en el gráfico 1, la IED emitida por la región (aquí solo consideramos América Latina) dio un fuerte salto en los años 2000. Los países con mayor protagonismo en este proceso son Brasil, Chile y México, seguidos a distancia por Argentina, Colombia y Venezuela (en este último caso producto de las inversiones de PDVSA, fundamentalmente).

Gráfico 1

 

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                                           Fuente: Elaboración propia en base a datos de CEPAL (2010) y UNCTAD (2010)

 

A nivel microeconómico, este proceso es protagonizado por las llamadas “multilatinas”. Datos de la UNCTAD indican que 9 de las principales 100 empresas transnacionales originarias de países en desarrollo (rankeadas por el monto de activos en el exterior) tienen sus casas matrices en América Latina (4 mexicanas, 3 brasileñas, 1 argentina y 1 venezolana). En tanto, otro ranking, en este caso producido por el Boston Consulting Group  muestra que 23 firmas de América Latina están entre las “100 mayores firmas globales de mercados emergentes” (13 brasileñas, 7 mexicanas, 2 chilenas y 1 argentina)1.

Son varias las compañías latinoamericanas que se han convertido en verdaderos jugadores globales. La firma mexicana Cemex por ejemplo es la tercera productora mundial de cemento. La brasileña Vale es la primera productora de hierro y la segunda de níquel, además de ser el segundo conglomerado minero diversificado del mundo. El grupo Votorantim incluye una empresa que es la mayor productora de la industria de pulpa y papel, otra que se ubica entre las 5 mayores productoras de zinc y una tercera que está entre las diez mayores productoras globales de cemento. Grupo Bimbo es el mayor productor mundial de pan. En tanto, hay otras empresas que son líderes en mercados más específicos, como Tenaris en tubos sin costura para la industria petrolera y Alfa en el de cabezas y bloques para motores de aluminio (datos del Boston Consulting Group).

Si bien el grueso de la IED originada en América Latina tiende a concentrarse en la industria básica –hidrocarburos, minería extractiva, industria del acero, cemento, etc. –, en alimentos y bebidas y algunos servicios –mayoritariamente finanzas, ingeniería y telecomunicaciones-, hay casos de empresas que compiten en actividades sujetas a rápidos cambios tecnológicos o en las cuales la competencia por medio del diseño o la innovación es decisiva –por ejemplo, Embraer (Brasil) en el sector aeronáutico, Telmex y América Móviles (México), en telecomunicaciones, IMPSA (Argentina) en equipamiento energético, las brasileñas Sabo, Marcopolo e Iochpe en equipos de transporte y autopartes, los casos ya citados de Tenaris y Grupo Alfa, entre otros.Aunque la mayor parte de la IED originada en Latinoamérica ha sido de una naturaleza intrarregional, en años recientes las “multilatinas” han incrementado sus inversiones afuera de la región. América del Norte y Europa han sido los principales destinos, pero Asia también ha atraído el interés de estas empresas. Esto no es sorprendente considerando que Asia en su conjunto (exceptuando a Japón) pasó de recibir menos del 7% de la IED global en los ’70, a absorber casi el 19% en los 2000 (en 2009, como resultado de la crisis en el centro, esa cifra trepó al 27%). La escasa información cuantitativa disponible en las estadísticas oficiales sobre IED en América Latina muestra muy bajas participaciones de dicho continente en el total de la inversión emitida por la región. Sin embargo, estos datos han de ser tomados con cautela, ya que una parte sustantiva de dicha inversión, al menos en algunos países, tiene como destino declarado a paraísos fiscales (en Brasil esa cifra no se aleja demasiado del 40% por ejemplo). En consecuencia, las cifras oficiales pueden estar subestimando el verdadero peso de la IED de las “multilatinas” en Asia.

En el cuadro 2 hemos elaborado una lista (no exhaustiva)2 de compañías latinoamericanas con inversiones en Asia. La misma incluye tanto firmas con inversiones productivas como también aquellas con presencia sólo mediante oficinas comerciales o de asistencia técnica. Asimismo, algunos proyectos son llevados adelante únicamente por “multilatinas” mientras que otros son joint ventures con socios asiáticos.

Cuadro 2. Firmas latinoamericanas con inversiones en Asia 

 

                                                                                             (país anfitrión)                

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(continuación)

 

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Fuente: Elaboración propia en base a datos de prensa, páginas web e informes y estudios previos.

Brasil es el país con más firmas invirtiendo en Asia, pero también hay presencia de varias empresas mexicanas, chilenas y argentinas. Previsiblemente, China es el principal destino de las inversiones (35 casos). Le sigue Japón (13), Emiratos Arabes Unidos (10), India (7); Singapur (6), Malasia y Hong Kong (5 cada uno) y Tailandia (4).

En lo que respecta a industrias, aunque aparece cierto patrón de diversificación, alimentos y bebidas se muestra claramente como el sector con más casos. Otros sectores que merecen ser resaltados son ingeniería y construcción, acero y metalurgia, autopartes y vehículos de transporte y petróleo y minería. Asimismo, algunos bancos brasileros y chilenos han abierto sucursales en algunos países asiáticos. Estos sectores que concentran las inversiones latinoamericanas en Asia son en buena medida los mismos que dominan el patrón de IED saliente de la región en general.

En casi todos los casos las inversiones de las “multilatinas” en Asia son muy recientes y usualmente son resultado de procesos de maduración dentro de los respectivos senderos de internacionalización, los cuales en general comienzan por países vecinos, y sólo después se extienden a regiones más distantes y/o países desarrollados.  

A futuro hay indicios de que este proceso puede profundizarse. Por un lado, se espera que Asia juegue un creciente rol en la economía mundial, lo cual llevará a fortalecer las relaciones comerciales entre dicho continente y América Latina, y paralelamente también los flujos bilaterales de inversión.  

Por otro lado, es previsible que crezca tanto el número de “multilatinas” como el alcance e impacto de las ya existentes, al calor de los propios procesos de maduración empresarial en la región.  Está claro en este sentido que Asia probablemente sea un polo de atracción más relevante para estas empresas tanto por su mercado (con inversiones de tipo “market seeking”), como por la posibilidad de aprovechar las ventajas de localización (acceso a recursos humanos y naturales, por ejemplo) allí disponibles (inversiones “resource”· y “efficiency seeking”). Más aún, en muchos países de la región los gobiernos tienen una actitud favorable a la IED e incluso hay incentivos fiscales y de otro tipo que están al alcance de los inversores extranjeros (y varias multilatinas han hecho uso de dichos incentivos). Así, la profundización de sus estrategias de internacionalización en Asia puede ser un paso importante en el proceso de despliegue de las cadenas de valor de las “multilatinas”, en búsqueda de un mejor posicionamiento frente a las empresas globales de otras regiones. 

En esta búsqueda, las multilatinas enfrentan diversos tipos de desafíos. Por ejemplo, para las empresas aún no instaladas en la región, o para las que dan sus primeros pasos en ella, la necesidad de adaptarse a una cultura empresarial diferente, con mayor peso de prácticas y relaciones de carácter informal vis a vis la cultura más apegada a contratos vigente en Occidente. Paralelamente, surge el requerimiento de comprender los marcos regulatorios, así como entender la morfología y patrones de competencia dominantes en los mercados objetivo. Más en general, es preciso disponer de capacidades y rutinas organizacionales bien consolidadas, incluyendo la gestión de proveedores y de aspectos logísticos. Por cierto, además, las exigencias en materia de financiamiento y disponibilidad de recursos humanos propios capaces de manejar este tipo de inversiones no son menores. Esto explica por qué casi todas las firmas que aparecen en el listado previo estaban ya no sólo consolidadas en sus respectivos mercados domésticos, sino que habían ya avanzado de manera sustantiva en estrategia de internacionalización relativamente ambiciosas. 

Si bien el tema de las “multilatinas” está instalado en la agenda de políticas públicas en algunos países de la región, entendemos que hace falta reforzar la atención sobre estos procesos, ya que en un escenario dominado por la presencia de sistemas de producción internacionalizados y fragmentados (cadenas globales de valor), las formas en las que los países se insertan en los flujos de comercio mundial dependen en gran medida de cómo se integran en dichas cadenas de valor. Hay evidencia que sugiere que el contar con empresas capaces de multinacionalizarse y desplegar sus propias cadenas de valor puede ayudar a mejorar esa integración. De aquí surge que el apoyo a los procesos de internacionalización de las “multilatinas” debería ser un tema relevante de la agenda de políticas. En este sentido, dicha cuestión debería integrarse en los procesos de negociación que se entablen con la región asiática, ya que desde el punto de vista de América Latina parece importante no sólo atraer IED de dicho origen, sino también facilitar las inversiones de las empresas del continente en este espacio geográfico que, según todos los indicios, será el epicentro del dinamismo económico global en las próximas décadas.

 
Este ranking, a diferencia del anterior, excluye a firmas de los países asiáticos más avanzados como Corea, Singapur, Taiwan y Hong Kong.
 Como se aclara en la fuente del cuadro, nos basamos en información de las propias empresas, datos de prensa y estudios e informes previamente disponibl

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