Policy Brief # 4
La crisis y sus consecuencias son síntomas del agotamiento de un patrón de regulación de las relaciones financieras, domésticas e internacionales y generan cuestionamientos. Argentina y Brasil deberían actuar en nombre de los intereses sudamericanos.
Asistimos a un intento generalizado de crecer con base en las exportaciones y en un tipo de cambio devaluado ?lo que además de ser contraproducente, es desestabilizador, configurando un cuadro de desequilibrios y ?guerra cambiaria?. En esta guerra la defensa ha sido, y probablemente seguirá siendo, uno de los grandes desafíos
para los países emergentes en general y para algunos sudamericanos en particular.
La crisis y sus consecuencias también son síntomas del agotamiento de un patrón de regulación de las relaciones financieras, domésticas e internacionales, y generan cuestionamientos y presiones por reforma. Encontramos que hubieron progresos importantes tanto en la reforma financiera de los Estados Unidos como en el Acuerdo de Basilea III. Pero estos son insuficientes y de lenta implementación. En el plano multilateral, también es visible cierto re-equilibrio de poder a favor de los países emergentes, principalmente dentro del G-20, instancia que se consolidó como foro principal de discusión de temas financieros.
Aprovechar ese espacio, y actuar dentro del mismo en nombre de los intereses sudamericanos más generales y en pos de la reducción de las asimetrías presentes en el orden vigente, serían las principales directrices de acción para Brasil y la Argentina.