Nuevos desafíos en el mundo desarrollado
La primera es que las políticas anti-crisis implementadas en las economías desarrolladas, por su magnitud y características, son sui generis. Entender esto es crucial en tanto la ingeniería de salida de dichas políticas no está disponible. Las crisis, como todo quiebre estructural, tienen efectos sobre la economía cuya intensidad y persistencia son difíciles de anticipar. Preguntas impensadas en épocas previas a la caída de Lehman, como si va a haber inflación o deflación el año entrante en Europa o si el producto potencial de Estados Unidos cambió repentinamente, hoy tienen sentido. Por ello, es apresurado concluir que la inestabilidad global es historia pasada; en cambio, el camino de la recuperación deberá enfrentar situaciones que tendrán mucho de ensayo y error.
Un tema central al respecto es la estrategia de política fiscal en los próximos años. De acuerdo a estimaciones del FMI, el ratio de deuda / PBI se elevará por encima 110% hacia 2014 en promedio para las economía desarrolladas. Un intento de regresar a los niveles pre-crisis en las próximas dos décadas requeriría un ahorro primario ajustado cíclicamente de 4,5% del PBI hacia 2020, mientras que para 2009 dicho ratio es negativo en -3%. Con dos complicaciones adicionales. La primera es que si bien la necesidad de financiamiento actual está atada al gasto excesivo anticrisis, en los años venideros tomará mayor peso el servicio de la deuda. Allí no hay demasiada discrecionalidad. Las opciones son dos: servir la deuda o defaultear. La segunda complicación pasa por factores estructurales, como el envejecimiento poblacional, que fragilizan las cuentas públicas en el mediano y largo plazo. Por supuesto, un mecanismo de financiamiento alternativo que evitaría el ajuste, sería la emisión monetaria, aunque en este caso – para nada improbable-la política fiscal dictaría los designios de la política fiscal. En términos de interacción entre las políticas, sería volver - a la vieja usanza- a un régimen de dominancia fiscal, situación difícil de conciliar con la doctrina de inflation targeting, tan boga recientemente.
Retornará la dinámica de crecimiento previa a la crisis?
Es indiscutible que el desempeño macroeconómico de América Latina en los próximos años estará muy ligado a cómo evolucione el contexto internacional. Más allá del rol de los acuerdos regionales, la bonanza latinoamericana de los últimos años -que incluyó el rearmado de los sistemas financieros, la reducción de la vulnerabilidad externa y la recomposición de las cuentas públicas, todos severamente dañados luego de los episodios de crisis de fines de los noventa –no hubiese sido tal sin la dinámica de crecimiento global pre-crisis, que dio lugar preponderante a las economías emergentes. Si bien los gobiernos latinoamericanos se encuentran hoy mejor preparados para enfrentar a la crisis, los márgenes de acción siguen siendo relativamente estrechos y un mundo proteccionista y que crece poco puede retrotraernos a situaciones de vulnerabilidad que conocemos (y detestamos) demasiado.
Dentro de los emergentes, la clave es China. Si bien todos los países del grupo BRIC han ganado terreno en la economía mundial, China se ha expandido a tasas muy superiores, y en términos de PBI supera a los otros tres miembros sumados. La crisis afectó sensiblemente a China, que vio reducir dramáticamente su demanda externa y redujo sus proyecciones de crecimiento para 2009. Desde la perspectiva latinoamericana, la sorpresa fue el tipo de ajuste: tan dependiente de la economía internacional, la economía logró reducir las compras externas a la par con las ventas externas sin llevar al producto a terreno negativo. Del lado de la demanda esto implica cambiar las ponderaciones de la contribución al crecimiento, restando importancia a las exportaciones netas y potenciando el gasto doméstico. Aquí las dudas son muchas. Puede China seguir creciendo con demanda externa deprimida?podrán ser revertidos los estímulos al gasto doméstico una vez que la economía se recupere? Son preguntas que aún no tienen respuesta.