En el plano internacional un conjunto de riesgos adversos latentes comenzaron a materializarse. La conjunción de problemas en Estados Unidos, en Europa y también en el mundo emergente parece revertir nuevamente las expectativas sobre el rumbo de la economía mundial y aleja un poco más el horizonte de la salida de la crisis.
En Estados Unidos el conjunto de buenas noticias se va reduciendo cada vez más, hasta llegar sólo al crecimiento económico (que esperemos se mantenga en el resto del año, aunque las dudas al respecto llegaston hasta el libro Beige de la reserva federal). El primer escollo a la recuperación tiene que ver con el empleo: en la crisis se perdieron casi 8 millones de puestos de trabajo; a partir de allí, el crecimiento económico ha fallado en recomponer la situación del mercado de trabajo (gráfico 1). El último dato disponible, abril de 2011, coloca la tasa de desempleo en 9,2%, algo así como 13,9 millones de desempleados, siendo el segmento más perjudicado el de los jóvenes de 16 a 20 años, en el cual la tasa de desempleo ronda el 24%.
Gráfico 1. Crecimiento sin recuperación del empleo en Estados Unidos
Fuente: Elaboración propia en base a IMF y BLS
La segunda debilidad de la economía norteamericana se relaciona con las fuentes de demanda. Es que en el mundo post-crisis Estados Unidos debía cooperar rebalanceando la demanda, a través del ajuste en las compras domésticas y el estímulo a las exportaciones netas. Un rasgo característico de la recuperación ha sido la dinámica opuesta: la absorción siguió en niveles altos y las exportaciones netas vuelven contribuir en forma negativa al crecimiento (v. gráfico 2). Para peor, el motor del gasto doméstico no es la inversión, sino el consumo, tanto público como privado.
Gráfico 2 Contribuciones al crecimiento del PBI de Estados Unidos
Fuente: Elaboración propia en base a BEA
Así, a medida que pasa el tiempo queda más en evidencia la encrucijada en la que se encuentra la principal economía del mundo. Necesita incentivar la producción transable y eso significa cortar importaciones y ganar espacio en los mercados mundiales. Pero ello no está sucediendo, y entonces las opciones son dejar que se reduzca el crecimiento o fomentar la demanda doméstica. Claro que ello tiene costos: por un lado, la economía no logra reducir la dependencia del gasto de los hogares, que tendría que empezar a descender habida cuenta de su alto nivel de endeudamiento y la vulnerabilidad en las hojas de balance que dejó la crisis; por otro lado, el mantenimiento de los planes de estímulo hacen que la deuda pública entre en terrenos inestables, donde se podrían generan interacciones perversas entre las tasas de interés, los niveles de deuda y el crecimiento. La inversión, que genera capacidad productiva y estimula de esta manera el producto potencial del futuro, seguía en el primer trimestre de 2011 estancada en 12,5% del PBI.
A pesar de este difícil cuadro, a lo largo del mes pasado recibió más atención Europa. El alto nivel de vulnerabilidad macroeconómica en las esferas externa, fiscal y financiera, en conjunto con una marcada inadecuación de las instituciones regionales existentes para contener y dar solución el problema, está alimentando repetidos episodios de inestabilidad financiera. Los países del grupo PIIGS están en la mira: en ellos el riesgo soberano no disminuyó en los meses posteriores al colapso del sistema financiero internacional; de hecho aumentó marcadamente, diferenciándose de la dinámica de compresión de spreads de otros países desarrollados y de los emergentes (v panel 1). Para algunos de estos países, como Grecia, la pregunta no parecer ser ya cómo pagar la deuda, sino en qué momento se declara el default y qué características tendrá.
Panel 1 Credit Default Swaps soberanos en economías seleccionadas
Fuente: Elaboración propia en base a IMF
La situación en estos países se ha vuelto muy inestable en términos políticos, lo cual enrarece el clima general de la región. Es que están enfrentando un fuerte ajuste macroeconómico en sus cuentas externas, de la forma que es bien conocida en América Latina: la contracción de las importaciones antes que el aumento en las exportaciones (v. gráfico 3). El problema es que la reducción de las importaciones arrastra al nivel de actividad, y entonces el ajuste se vuelve extremadamente costoso. Las perspectivas para lo que resta del año no permiten espacio para el optimismo.
Gráfico 4 El ajuste recesivo en la Europa periférica
(cambio en la balanza comercial en % del PBI, 2008-2010)
Fuente: Elaboración propia en base a IMF
Y después está el mundo emergente. Allí la situación no parece tan alarmante como en los países avanzados: el nivel de actividad se encuentra en valores muy superiores a los previos a la crisis, y expandiéndose a tasas altas en términos históricos. La tasa de desempleo se encuentra en el terreno de un dígito, en muchos casos en niveles menores a los que se observan en los países ricos. Sin embargo, dos temas generan preocupación. El primero tiene que ver con el manejo de la bonanza externa: el superávit comercial en algunos y el boom de flujo de capitales –principalmente hacia los mercados de renta variable - en casi todos, está modificando los riesgos macroeconómicos de estas economías. Los potenciales efectos de contagio en la esfera financiera –tan importantes en el mundo avanzado - parecen tener hoy menos peso para las economías emergentes que los posibles efectos adversos sobre la macroeconomía doméstica del exceso de liquidez internacional.
Como se observa en el panel 2, tanto en América Latina como en Asia están percibiendo una fuerte entrada de capitales. El primer hecho negativo que se observa es el retorno de la inflación, que se había desacelerado con la crisis. Pero además están presentes los típicos elementos de una burbuja financiera: fuerte expansión del crédito y boom en los mercados accionarios. Los precios de las propiedades, que no se presentan en el panel, también se están incrementando a tasas altas, en particular en Asia. Si a este sobrecalentamiento le agregamos los debates sobre la enfermedad holandesa, vemos que el cuadro es también bastante complicado.
Panel 2 Sobrecalentamiento en el mundo emergente
Fuente: Elaboración propia en base a IMF
Nota: salvo especificación, las variables se encuentran normalizadas
Nótese por último que tanto lo que pasa en el mundo desarrollado como en el emergente son consistentes con dejar sin solución el problema de los desbalances globales. Alemania y Japón siguen su modelo exportador, Estados Unidos no puede escapar al crecimiento guiado por el endeudamiento externo y los países emergentes, que se les pide que gasten más como parte del rebalanceo global, ya tienen indicios de economía sobrecalentada. Es difícil pensar cómo se sale de ésta.