En 2012 Uruguay cerró una década entera de crecimiento económico. Su correlato en el mercado laboral fue un fuerte incremento en los niveles de ocupación así como registros históricamente bajos en la tasa de desempleo. Uno de los factores que permite inferir sobre la sostenibilidad del proceso de crecimiento es la acumulación de capital humano. ¿qué estuvo pasando en Uruguay en esta década de crecimiento?
La estimación de capital humano que aquí se realiza surge de actualizar la elaborada por Carbajal et al. (2007)1, a través del procesamiento de Encuestas Continuas de Hogares (INE). En primer lugar se determinó la población ocupada por nivel educativo y luego se estimaron los retornos económicos de cada nivel educativo a través de ecuaciones de Mincer. Tales coeficientes fueron utilizados como ponderadores en la suma de ocupados ya que se consideraron aproximaciones razonables a los diferenciales de productividad entre los ocupados con diferentes niveles educativos. Para evitar recoger distorsiones transitorias (fundamentalmente institucionales) en el mercado laboral que puedan afectar en períodos más cortos de tiempo e impliquen desviaciones del retorno salarial esperado respecto de la productividad relativa, se procedió a usar promedios móviles de 5 años de los retornos por nivel educativo, con el fin de contemplar consideraciones de mediano plazo relevantes en la toma de decisiones individuales.
Así, el stock de capital humano es calculado corrigiendo la sumatoria de ocupados por su calificación respectiva, efectuando una suma ponderada de la cantidad de ocupados y los retornos para el nivel educativo alcanzado.
Gráfico 1– Stock de capital humano y sus componentes (Índice base diciembre 90=100)
Fuente: Elaboración cinve en base a INE.
Tal como muestra el gráfico 1, el índice de stock de capital humano presenta una tendencia creciente en los últimos quince años, aunque denota cierto estancamiento en el último trienio e incluso un pequeño deterioro en el último año tomado en su conjunto. Esto implicaría que en los últimos años el aporte del capital humano al crecimiento se ha reducido.
El índice de ocupados (componente de cantidad) también presenta una tendencia ascendente en los últimos 10 años. Si bien a partir de la recuperación económica posterior a la crisis de 2002 se incorporaron continuamente nuevos trabajadores al mercado laboral (incidiendo en todos los niveles educativos), durante 2012 el número total de ocupados se incrementó muy magramente (0,73%). En particular disminuyó la participación de quienes poseen una menor instrucción, la cual fue parcialmente compensada por mayores contingentes con una formación superior.
El componente de calidad presenta resultados aún menos favorables, ya que en los últimos 5 años ha presentado resultados más inestables. De esta forma, es posible sostener que la caída en el stock de capital humano es atribuible en mayor medida al desempeño de su componente cualitativo, asociado a la capacitación de los ocupados.
Esta disminución en dicho componente no es atribuible a la menor participación de aquellos con mayor nivel educativo, que, por el contrario, tendió a aumentar. Por tanto, la merma en el componente de calidad del capital humano se asocia fundamentalmente a una reducción en los diferenciales de retornos salariales entre los niveles educativos más elevados y aquellos más bajos, siendo la caída más profunda para aquellos con universidad completa, magisterio o profesorado.
En base a las consideraciones previas, el siguiente cuadro resume los resultados encontrados para las últimas dos décadas:
Tabla 1—Evolución de indicadores de Capital Humano (var. prom. anual, en%)
Fuente: Elaboración cinve en base a INE.
En cuanto a las perspectivas que se tienen para el capital humano uruguayo de los próximos años es posible sostener que los aumentos en el número de ocupados serán posiblemente marginales (a diferencia de lo sucedido luego de la crisis de 2002). Dado que nuevas reducciones sustantivas de la tasa de desempleo son poco probables, las posibilidades de mejora en el capital humano radican inevitablemente en promover una mejor calidad (y calificación) de los trabajadores, en pos de lograr incrementos en la productividad. Asimismo, dependerán de la promoción de la mayor participación femenina en el mercado laboral, impulsada no solo por los incentivos salariales sino por la difusión y extensión de las políticas de cuidados de niños y adultos mayores, tradicionalmente a cargo de las mujeres.
Por tanto, las posibilidades de continuar sosteniendo niveles de crecimiento económico como los de la última década dependerán de forma crucial de los logros educativos y de formación laboral que puedan obtenerse actualmente así como de las políticas que fortalezcan el sistema nacional de cuidados.
1Carbajal, F., Lanzilotta, B., Llambí, C. y Velázquez, C. (2007). “La brecha de producto para Uruguay: metodologías para su estimación y aplicaciones”. cinve