Históricamente uno de los efectos negativos de la especialización en los recursos naturales se asoció al estancamiento en la expansión del producto por habitante. La idea básica reconocía que una estructura económica sesgada hacia los productos primarios era para un país sinónimo de apostar por el caballo equivocado, en tanto se estimaba que era en las franjas industriales donde se concentraban los sectores “especiales”, es decir, aquellos con rendimientos crecientes a escala y con mayores externalidades positivas hacia el resto de la economía. Los contrastes entre la producción de bananas y la de relojes, por dar un ejemplo, eran considerados evidencia suficiente de esta disparidad en la distribución sectorial de la tecnología y las externalidades, sirviendo entonces de base para justificar el proteccionismo en el comercio exterior. Hoy, décadas después, la distinción ha dejado de ser tan nítida (¿hay menos valor agregado en el soja que en la maquila?) y los debates han resurgido. ¿cuánto se ha avanzado en esta discusión? En lo que sigue resumimos los desarrollos recientes.
En lo que va de 2013 el dólar subió casi 10% en el mercado informal, con lo que la brecha entre el dólar oficial y el paralelo se ubicó en 50%. Si la brecha se mantuviera en ese nivel, ello constituiría una amenaza permanente para la estabilidad: podría inducir una aceleración en la inflación o una corrida sobre el mercado de cambios en la medida que las firmas, los sindicatos y los inversores comenzaran a formar expectativas sobre la evolución futura de los precios dando una mayor ponderación al dólar marginal. Para muestra basta un botón: el presidente de la UIA acaba de utilizar el Rodrigazo como metáfora para referirse a la necesidad de limitar los reclamos salariales en la paritaria. En este contexto, no es exagerado afirmar que una brecha de 50% constituye una verdadera espada de Damocles que pende sobre la estabilidad macroeconómica.
En noviembre las exportaciones brasileñas cayeron en relación con el mismo mes de 2011, al igual que lo ocurrido con las importaciones. El superávit comercial del mes fue deficitario por 187 millones dólares en el mes, siendo el segundo resultado negativo del año. En los primeros once meses de 2012 la balanza comercial arroja un resultado positivo de 17200 millones de dólares. El Funcex proyecta un superávit en la balanza comercial en 2012 de 18 mil millones de dólares, con exportaciones de 243 mil millones de dólares e importaciones de 225 mil millones de dólares.
Recién ahora, cuando contabilizamos los efectos de la crisis Subprime, parece generalizarse un hipótesis que se venía confirmando en el mundo emergente: desde la ruptura de Bretton Woods (aquel esquema de acuerdos supra-nacionales que reguló el comercio y las finanzas entre la salida de la segunda mundial y principios de los setenta), la globalización ha sido una fuente de inestabilidad macroeconómica para los países que apuestan a ella. Las crisis financieras han sido recurrentes, han traspasado fácilmente las fronteras nacionales y han generado efectos profundos y persistentes sobre los niveles de actividad y empleo. La pregunta que surge es: ¿Es la volatilidad financiera una consecuencia inevitable de la globalización post-Bretton Woods?
En el canal TV ciudad, del canal municipal de Montevideo, se realizó una entrevista a Ramiro Albrieu, investigador de la Red Mercosur sobre la agenda de recursos naturales y su vinculación con el desarrollo.
Documento de Trabajo Nº 1 – 2013
Se publicó el policy brief “Recursos naturales y el retorno de la agenda del desarrollo en América del Sur” que retoma una serie de análisis y debates sobre las oportunidades y riesgos del uso de los recursos naturales en el continente y sus impactos sobre el proceso de desarrollo así como respecto de las cuestiones relacionadas con la economía política, la gobernanza y la distribución de la renta derivada de dichos recursos.
Lo que hasta aquí fue considerado como una herejía, ahora forma parte de la nueva ortodoxia, tal el planteo de John M. Keynes en 1944 cuando el recién establecido Fondo Monetario Internacional (FMI) disponía como central a su misión la regulación de los flujos financieros internacionales. La política económica en el mundo de postguerra se caracterizó por la estabilidad del tipo de cambio y una fuerte autonomía en materia política monetaria, aunque en pos de dichos objetivos los hacedores de política sacrificó la libre movilidad de capitales – y así se evito la vigencia de la tan mentada trilogía imposible. Ciertamente, el mundo se caracterizaba entonces por la presencia de un sistema financiero de alcance nacional así como por la escasa relevancia del financiamiento privado internacional. Pero el escenario comienza a transformarse hacia fines de los años 60s y principios de los 70s, iniciándose una nueva etapa donde la imposición de controles comienza a ser vista como una herejía, y su uso descalificado por la academia. Los funcionarios del Fondo se convertirán en uno de los principales predicadores, y la liberalización de la cuenta de capital pronto se transforma en un artículo de fe.
En octubre, las exportaciones brasileñas cayeron en relación con el mismo mes de 2011, en contraste con el crecimiento alcanzado por las importaciones. El superávit comercial del mes fue de 1660 millones dólares en el mes, un 29,5% menor al registrado en el mismo mes del año pasado. En lo que va del año la balanza comercial arroja un resultado positivo de 17400 millones de dólares. El Funcex proyecta un superávit en la balanza comercial en 2012 de 20 mil millones de dólares, con exportaciones de 246 mil millones de dólares e importaciones de 226 mil millones de dólares.
Esta época del año invita a realizar un balance de lo ocurrido en el año con la intención de anticipar qué puede esperarse a futuro. Un insumo esencial para evaluar la calidad de los resultados observados y delinear escenarios probables son las pautas de política fijadas por el gobierno tanto para el año que termina como para el que empieza. Justamente debido a esto último, en la Argentina la tarea dista de ser sencilla: las autoridades son extremadamente parcas a la hora de explicar qué se proponen y cómo piensan lograrlo. Para muestra basta un botón: a pesar de que en diciembre del año pasado se inició un nuevo turno presidencial, no hubo presentación de un programa económico explícito y detallado y buena parte de las medidas más importantes que se tomaron ni siquiera se mencionaron en la campaña electoral (cepo cambiario, mudanza de propiedad en YPF). De hecho –y aunque suene paradójico –, la regla de política que el gobierno aplica con mayor consistencia es la de preservar para sí un amplio margen de discrecionalidad en la decisión e implementación de medidas económicas.